1. La pérdida de la inocencia


    Fecha: 11/01/2021, Categorías: Gays Autor: Pavic, Fuente: SexoSinTabues

    ... succioné su pequeño pene parado con mi dedo índice sobando su culito en círculos. Cerró sus ojos y comenzó a suspirar, luego a gemir y después a mostrar espasmos con su vientre subiendo y bajando, sus manos apretaban con firmeza las sábanas de la cama y se dejó degustar, abandonándose a su macho dominante. No recuerdo cuanto tiempo seguí así, comiéndome esas nalgas y ese culo angelical, con Gonzalo gimiendo y suspirando ya sin pudor alguno –“se siente genial, se siente genial, cosquillas, cosquillas…”- deliraba mientras no paraba de recorrerlo. Mientras me detenía para quitarme la bata, el niño sobaba su ano ya introduciéndose uno de sus dedos levemente para calmar su ansiedad, una explosión de placeres ocurría dentro de él y sin duda razonable quería seguir jugando. Cuando vio mi verga parada y con algunas gotas de precum que caían por el tronco, se incorporó de golpe, vino hasta mí de rodillas sobre la cama y preguntó con inocencia: -“¿puedo tocarlo?”; y sin decir una sola palabra tomé su mano sudorosa y la puse sobre mi pene palpitante, lo apretó un poco, inició un ritmo de arriba abajo y supo cómo masturbarlo. Lo hacía mientras la observaba bien, mi ingle se llenaba con la fuerza de mil voltios, puse una de mis manos en su cadera y con la otra masajeaba su rosado pezón derecho, el cual estaba parado y firme, con ganas de ser recorrido. No aguanté más el placer contenido, lo atraje hacia mí con ambas manos desde sus nalgas y lo besé con intensidad, juntando mi lengua con ...
    ... la suya, Gonzalo había perdido el miedo y copiaba cada movimiento de mi cuerpo con la habilidad de un buen alumno, casi como leyendo mi mente, movía su lengua con exquisita destreza, tenía sus ojos cerrados y se dejaba llevar, mordía su cuello hasta el punto exacto y me perdí en sus tetillas deliciosas, las chupé tanto como pude, y cuando mi legua estaba adormecida por la extrema succión lo cogí de los cabellos invitándolo hasta mi cipote palpitante, él entendió la idea tras su breve clase de pornografía y comenzó su felación, la que a decir verdad, era sorprendentemente precisa y magistral. Empezó con la cabeza, y emulando a las rubias platinadas de la película recorría mi tronco con sendos lengüetazos, intercalando entre mis testículos y mi glande, en un espectáculo único propio de un niño que dejaba la inocencia de los juegos para abrirse paso al placer exquisito de hacer el amor. Se dejó caer en la cama, incitándome nuevamente: “tengo cosquillas”, exhibiéndome su culo transpirado –“ven Gonza, tengo una idea mejor”. Me tendí en la cama, no sin antes levantarlo, cogerlo de las caderas para darlo vuelta encima de mí y mostrarle la exquisitez de un buen 69. “Tú por mí, yo por ti”- le dije con respiración agitada. Introduje mi lengua tan profunda como pude y la revolvía en su interior, Gonzalito aulló un fuerte gemido el cual ahogué cuando levanté mi pene haciendo contacto con sus labios nuevamente, el chico entendió el rol de la posición y su felación se volvió tan frenética ...
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