1. Cogiendome a los empleados de mi marido


    Fecha: 07/01/2021, Categorías: Infidelidad Autor: Anónimo, Fuente: SexoSinTabues

    ... lengüetazos ese caliente y cada vez más creciente falo de venas y cartílago. Era sin duda el pene más grande y sucio que había visto, tocado y mamado, pero nada me importaba, solo quería sentirlo hasta el fondo de mi garganta e hice suertes y faenas de faquir para intentar llevarlo hasta mi tráquea aunque en cada intento me vinieran tremendas ganas de vomitar por la falta de respiración, el me descubrió las tetas que saltaron a la libertad cuando el bajo mi vestido y me las apretaba de una forma casi dolorosa que me excitaba aún más, las pellizcaba con una fuerza endemoniada y jalaba mis pezones como si se tratasen de ligas, me dolían y me excitaban a la vez, comenzó a palmearlos con mucha fuerza y alcanzaba a ver que me los había puesto colorados de tanto manoseo bruto. Después de unos minutos de felación, sentí sus dedos de las manos en mi nuca y de la nada me dio un jalón de cabello brusco para levantarme y sin más me volteó dejándome de espaldas a el y me empujó hacia la pared, aplastando con su mano mi cabeza contra la pared y con la otra mano levantando mi vestido, al ver que no tenía ropa interior me dijo que le encantaba lo puta que era y entonces se hincó detrás de mi abriendo mis nalgas con fuerza y empezó a lamer y a penetrar con su lengua mi orificio anal, nunca antes mi marido ni mis parejas antes de el me habían dedicado esas húmedas caricias a ese recoveco oscuro y estrecho y para mí fue la sensación nueva más deliciosa que había sentido en toda mi vida, ...
    ... empecé a gemir como loca, paraba más las nalgas y me las separaba yo misma con mis propias manos para que esa lengua maravillosa intentará perforarme el culo aún más, así me dio demasiado placer por un par de minutos y de pronto se levantó y me abrazó por detrás hasta alcanzar mis tetas que se apretujaban desnudas contra la pared fría y me las pellizcó de nuevo con esas manos ásperas y sucias dignas de un obrero. Sin decir palabra sentí ese glande en forma de fruto rojo instalarse al borde de mi húmedo y caliente ano y entonces me dio un tremendo empujón que me hizo liberar un grito que se fue ahogando al mismo tiempo que empujaba algunas lágrimas de dolor hacia fuera de las cuencas de mis ojos, resbalando por mis mejillas y perdiéndose en la comisura de mis labios. Todo aquel trozo de carne palpitante estaba ahora hundido en mi fundillo causándome un dolor indescriptible que disfrutaba tanto, era lo más brusco y lo menos sutil que alguien me había tocado, era mi primera vez y mi virginidad anal que estuvo intacta por casi 4 décadas, se esfumó en milésimas de segundo y le daba unas estocadas como si sintiera odio hacia mi y mis entrañas, yo ya no sentía aliento y sin poder cerrar mi boca y contener la saliva que escurría como hilos hasta el suelo, me entregué al placer más extraño que jamás había sentido, tuve orgasmos seguidos uno del otro, con una de mis manos comencé a frotar mi clitoris con una fuerza y velocidad como nunca lo había hecho y a los pocos segundos comencé a ...