1. Cogiendome a los empleados de mi marido


    Fecha: 07/01/2021, Categorías: Infidelidad Autor: Anónimo, Fuente: SexoSinTabues

    Si bien no tengo el cuerpo perfecto puedo presumir que soy de caderas anchas, piernas gruesas y nalgas prominentes, tengo un poquito de pancita y desde chavita tuve senos grandes que después de 2 embarazos y lactancia crecieron todavía más y se volvieron mi mayor atractivo y lejos de esconderlos como muchas mujeres de pechos grandes yo gusto de presumirlos con escotes muy pronunciados o con blusas semitransparentes. Mi esposo tiene 45 años y se ha dedicado la mayor parte de su vida al negocio de la construcción, oficio que heredó de su padre y que nos ha dejado buenos dividendos. Mis hijos son Jorge de 18 y Melissa de 14 ambos estudian y son mi más grande querer. En conclusión somos una familia promedio y un matrimonio que con los años (20 de casados) hemos ido perdiendo el gusto por la intimidad. Jorge mi marido es un adicto a su trabajo y tiene varias obras dentro y fuera de la ciudad por lo cual me quedo sola varios días con mis hijos en casa, yo además de ama de casa me he encargado de llevar las finanzas del negocio y del hogar y por consiguiente soy quien maneja las nóminas de las obras que dirige mi marido. Los empleados siempre van a la casa a cobrar sus sueldos y me tratan con bastante respeto incluso algunos se sienten intimidados conmigo. Un buen día de fin de semana Jorge padre e hijo salieron de la ciudad, fueron a ver una obra de una presa que está en otro estado, mi marido instruye a mi hijo para que éste algún día se haga cargo del negocio familiar y por eso ...
    ... lo lleva con el a obras importantes para que vaya aprendiendo, mi hija estaba en clases de gimnasia y yo en casa esperando a los trabajadores a que llegaran a cobrar. Ese día yo sentía un peculiar piquete entre las piernas que desde temprano me obligó a tomar una ducha y tocarme con algo de lujuria mis partes privadas como si fuera una adolescente, quizá la falta de actividad o de sentirme sola y tener privacidad para mí y mi cuerpo me pusieron muy cachonda ese día y a propósito quise vestirme con un vestidito blanco, corto y ajustado y sin vestir ropa interior, así me dispuse a esperar a los trabajadores imaginando las miradas que pondrían al verme así. Solo pensar en provocarlos me hacía sentir una mujer deseable. Al cabo de un rato llegó la primera comitiva de trabajadores, eran 6 y tocaron el timbre, yo fui a abrirles la puerta y al instante sus miradas se clavaron en mis piernas y mis senos que parecía se podrían escapar de la tela que se estiraba al máximo para detenerles, los hice pasar al despacho para repartirles su paga. Todos me miraban con disimulo excepto uno, que parecía ser el más joven, llamado Alfonso, quien no podía ni quería verme a los ojos mientras recibía su paga y se concentraba en mi escote, esa mirada perdida me excitó aún más y su descaro me humedeció la entrepierna, al recibir todos su dinero se despidieron y se marcharon no sin antes echarme una última mirada, al salir cerré la puerta y me asomé por la mirilla, todos comenzaron a hablar y reírse y a ...
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