1. No sé cómo ocurrió, ni cómo dejé que ocurriera 3


    Fecha: 29/11/2020, Categorías: Sexo en Grupo Autor: palotess, Fuente: CuentoRelatos

    ... telefonillo y preguntó quién era. Ante la respuesta recibida y dirigiéndose a mí, dijo:
    
    —¡Es Gema! ¡la chica con la que Raúl se fue al camping! —dijo mi suegra.
    
    —¿Qué querrá tan temprano? ¡Desde luego esta juventud no se cansa!
    
    La chica entró y dando los buenos días preguntó por Raúl. Mi suegra le dijo que estaba acostado todavía. Ante la insistencia de la chica subió a buscarlo.
    
    Mientras mi suegra subía en busca de Raúl observé con disimulo a la chica que estaba jugueteando con mi hija mientras esperaba la bajada del joven. Vi que llevaba una minifalda muy cortita y una camiseta que resaltaba sus pechos dispuestos a reventarla, con la presión que ejercían, al estar dentro de una prenda tan estrecha.
    
    La verdad es que la condenada era sexy y además era muy guapa. Imaginé lo que haría con Raúl cuando estuvieran a solas y noté una punzada sobre mi vientre. ¡Estaba celosa de una cría!
    
    De repente caí en la cuenta de cómo iba vestida. Sin bragas, sin sujetador. Estaba en mi casa. Pensé para mí: ¡vamos a ver quién llama más la atención del macho! Esta niñata con sus tetas a punto de romper la camiseta o yo que podría ser su madre.
    
    La cocina del chalet tenía una encimera que separaba el salón de la cocina y allí quedé apoyada mientras oía a mi suegra hablar con Raúl y regañarle ya que bajaba como siempre con su bóxer y su camiseta de tirantes.
    
    Al llegar al piso del salón, Raúl con voz adormilada todavía, saludó a la chica y después de dirigirme una mirada que ...
    ... no supe descifrar y que hizo que mis pezones se endurecieran un poco más de lo que ya estaban, salió hacia el jardín acompañándola sin dejar de tocarse su entrepierna que estaba a media erección y aun así impresionaba. ¡Dios! Una sensación de cosquilleo empezó a recorrer mi vientre descendiendo hasta mi sexo haciéndolo palpitar. Me comportaba como una adolescente cada vez que lo veía cerca de mí. Sin moverme de mi sitio observé como mi suegra cedía a los deseos de la niña y salía con ella al jardín del chalet.
    
    Desde mi posición veía también a los dos jóvenes como hablaban y reían. La chica no paraba de rozar su cuerpo con el de mi sobrino que ya apenas podía contener la erección de su polla que amenazaba con asomar por encima del calzoncillo. La chica no dejaba de coquetear con él, ante la complacencia del muchacho y el cabreo, que poco a poco, iba naciendo dentro de mí, ante el acoso sin cuartel de la niñata.
    
    De repente la chica se puso de puntillas y apretando sus pechos contra el cuerpo del joven estampó un beso en su cara y salió del recinto sin dejar de mirarle y diciéndole con la mirada lo que estaba dispuesta a dejarle hacer cuando estuvieran a solas.
    
    Raúl se giró y sin detenerse se dirigió hacia la entrada del salón. Mi cabreo y yo, permanecíamos en la misma posición en que estábamos desde que había bajado esa mañana. Apoyada en la encimera con mi cuerpo echado hacia delante sin dejar de mirar a mi sobrino que, con su sonrisa de autosuficiencia y su empalme, ...
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