1. La mujer de Ernesto


    Fecha: 17/10/2017, Categorías: No Consentido Autor: XAVIA, Fuente: CuentoRelatos

    ... suelo, se agachó lamiéndole el torso hasta llegar a la cintura mientras sus manos tiraban de las perneras para quietarle zapatos, calcetines y pantalón, dejándolo ante el mundo sólo con slips.
    
    Volvió a ascender sin sorprenderme en demasía que no hubiera acercado sus labios al paquete de Ernesto. No sabía mucho de su sexualidad. Según Ernesto era muy placentera y no tenía queja pero desde que empezó su relación con Angie, dejó de ser expresivo en sus relatos amorosos, algo que habíamos sido ambos hasta entonces. Achaqué el cambio a la propia madurez de ambos, pues ya no éramos críos adolescentes con las hormonas desbocadas, al respeto hacia tu pareja, pues ya no era un rollo que te has tirado, sino la futura madre de tus hijos, pero también al conservadurismo de la mujer, pues intuía que su vida íntima podía ser muy satisfactoria pero no variada.
    
    Aunque el voyeurismo nunca ha sido uno de mis platos principales, mirar a la pareja desnudándose a un par de metros de mí comenzaba a excitarme. Más por las expectativas del bistec que iba a degustar que por la acción contemplada en sí, pues solamente mi amigo mostraba carne y no me atraía lo más mínimo.
    
    Cuando Ernesto tiró del vestido de Angie para sacárselo por encima de la cabeza, casi diez minutos después de quedarse en calzoncillos, mi pene dio un brinco de alegría, pero confirmé que ella dominaba los tiempos según sus necesidades. Lógico siendo la que se prestaba a un juego deseado por su marido.
    
    Ernesto tenía más ...
    ... prisa que Angie, pero no forzaba la situación. Se conformaba acompañándola, ofreciéndome mínimos bocados del manjar. Sin dejar de contonearse, la había ido volteando para que ahora ella quedara delante de mí, por lo que no perdí detalle del espectáculo que aquella elegante mujer ofrecía en ropa interior.
    
    Su cabellera caía más allá de los hombros, abrigándolos. Tenía una espalda aún joven, mostrando claramente que seguía haciendo deporte, cruzada por la tira de un sujetador negro. La cintura era estrecha, sin exagerar, actuando de nexo con una nalgas redondas aún sin marcas en la piel, a pesar de haber dado a luz a tres niños y haber cumplido los 40. Un tanga negro a juego con el sujetador lo cubría parcialmente. Las largas piernas de Angie quedaban oscurecidas por medias con goma en el muslo, rematadas con unos elegantes zapatos de tacón también negros.
    
    Aunque apenas había podido apreciarlo, pues seguían bastante abrazados, la mujer de Ernesto atesoraba un buen par de tetas. Aún no lo sabía, pero sujetador y tanga eran transparentes.
    
    Las manos de Ernesto comenzaron a inspeccionar la conocida piel de su mujer, tomándola de las nalgas, bajando por sus muslos, volviendo a ascender hasta llegar a la espalda, mientras ella se dejaba llevar agarrada al cuello de su hombre. No habían dejado de besarse en casi todo el rato, hasta que mi amigo abandonó sus labios para recorrer su cuello, sus hombros, el nacimiento de sus pechos, mientras Angie levantaba la cabeza facilitándole ...
«1...345...21»