1. Mi prima Casilda


    Fecha: 24/10/2020, Categorías: Sexo con Maduras Autor: Quique., Fuente: CuentoRelatos

    ... Tenía los ojos llorosos, le pregunté:
    
    -¿Le pasó algo a Toñito?
    
    -¿A qué viene esa pregunta?
    
    -A que estuviste llorando.
    
    -Son cosas que no pudo hablar contigo del hijo puta del Rogelio.
    
    Casilda estaba inclinada pelando las patatas, y no debía hacer mucho tiempo que diera la teta al hijo, ya que tenía dos botones de la blusa desabrochados y se le veía la parte superior de las tetas y el canalillo. Otra vez me empalmé. No pude evitarlo. Ni mi prima pudo evitar mirar para el bulto de mis pantalones. Limpió las manos a un trapo, abrochó los botones de la blusa, y me dijo:
    
    -¡Jesús¡ Te empalmas por nada.
    
    -¿Dejo el pino en la leñera?
    
    -A ver, primo. Sabes de sobras que lo tienes que dejar en la leñera. ¿Por qué vienes a preguntar?
    
    Me quité la careta.
    
    -Para verte. Me gustas.
    
    -Lo sé, pero es tarde para darte lo que te pude dar hace un año.
    
    -No sabía que lo sabías.
    
    -Las mujeres nos damos cuenta de esas cosas, primo. Será mejor que te vayas.
    
    El lunes cuando volví del Instituto, mientras merendaba, mi madre me dijo que Rogelio había sufrido un accidente y que estaba en el hospital. Comiendo el bocadillo de membrillo fui a la casa de Casilda. Entré sin llamar, y allí estaba, con la teta fuera dando de mamar a Toñito. Esta vez, al veme, no la guardó. Me di la vuelta, y me dijo:
    
    -¿Qué querías?
    
    -Me dijo mi madre lo de Rogelio y quería saber cómo sigue.
    
    -Bien, desgraciadamente. ¡A ese no lo parte un rayo!
    
    -La mala hierba...
    
    -Date la ...
    ... vuelta, hombre, date la vuelta.
    
    Estaba empalmado y no quería que me viera.
    
    -Ya me iba.
    
    -¿Estás otra vez empalmado?
    
    -Sí.
    
    -Date la vuelta.
    
    Pensé que se guardara la teta, pero al dar la vuelta vi que seguía dando de mamar a Toñito.
    
    Me salió del alma.
    
    -¡Cómo me gustaría mamar la leche de tus tetas!
    
    Mi prima, esa tarde, quiso reírse de mí...
    
    -Y a mí verte la polla.
    
    -¿Para qué?
    
    -Curiosidad.
    
    Saqué la polla, y le dije:
    
    -¿Y ahora que la viste, qué?
    
    Guardó la teta.
    
    -¡¡Ahora le das la vuelta y la metes en el culo!!
    
    Guardé la polla, y le pregunté:
    
    -¿A qué viene eso?
    
    -¡¡A que siempre entras sin llamar, coño!! Te debes crer que esta es tu casa.
    
    Me había vacilado, y la iba a vacilar.
    
    -Vaya, pensé que por fin te la podría comer.
    
    -Mis tetas no son para ti, guarro.
    
    -Lo que te quería comer era otra cosa.
    
    -¿Qué cosa?
    
    -La almeja. Te la comería hasta que te corrieras.
    
    -¡Qué infantil eres! Las mujeres no nos corremos.
    
    Estaba viendo un camino de entrada. Había que seguir por ahí.
    
    -Eso no es lo que dice un libro que me dejaron en el Instituto. En el explica lo que hay que hacer para que las mujeres se corran y puede ser pajeándolas con la lengua, pajeándolas con los dedos y follándolas, incluso se corren dándoles por el culo, sólo hay que saber darles.
    
    -¿Me prestas ese libro?
    
    -Con vuelta, que no es mío.
    
    -Claro.
    
    Fui a casa, volví y le di el libro, que era una especie de lbreto, sin tapas y ilustrado, y me ...