1. Mi prima Casilda


    Fecha: 24/10/2020, Categorías: Sexo con Maduras Autor: Quique., Fuente: CuentoRelatos

    Casilda tenía en aquel entonces (hace 42 años) 19 años. Era morena, baja, 1m 56 cm. Tenía el pelo negro muy largo, le llegaba a la cintura. Tenía las tetas grandes y era rellenita. Sus grandes ojos eran de un azul intenso. A mí siempre me pareciera preciosa. Se había casado embarazada con un hombre de 32 años. Era el año 1972 y en aquellos tiempos la mujer que quedaba preñada de soltera le caía encima el San Benito de puta, daba igual que después se casara con el padre de la criatura, ya que quedaba en el aire la pregunta. "¿Será el padre?" La gente de las aldeas era muy puñetera.
    
    Rogelio, el marido de Casilda, se dedicaba al transporte con un caballo y un carrillo, y sólo estaba en casa por la noche. Como yo era primo de Casilda, (Rogelio era un celoso) me encargaba llenarle la leñera de piñas, leña de pino y leña de roble. Cada una tenía su precio. Yo hacía este trabajo los sábados, ya que el resto de la semana bastante tenía con sacar adelante el bachiller, repetía sexto.
    
    Aquel sábado, a eso de la seis de la tarde, llegué a casa de Casilda con una carretilla en la que traía cuatro sacos de piñas. La puerta estaba abierta y fui hasta la cocina. Allí estaba Casilda dando de mamar a Toñito. Al verme le quitó la teta al bebé de la boca de la que cayó leche en abundancia. Guardando la teta, y con cara seria, me dijo:
    
    -¡¿No sabes llamar a la puerta!?
    
    -Estaba abierta. No te preocupes, no vi nada.
    
    -¿No viste nada? ¿Y ese empalme que tienes de qué es?
    
    El bulto ...
    ... en mi pantalón me delataba. Pero si nunca has visto una teta y la primera teta que ves es grande y echa leche, lo normal es que te empalmes.
    
    -Perdona.
    
    -Que no se entere nadie de que me viste una teta. Ya sabes cómo es la gente.
    
    -¿Meto las piñas en la leñera?
    
    -¿Cuantas traes?
    
    -Cuatro sacos.
    
    -¿Abiertas o cerradas?
    
    -Abiertas.
    
    -Tonto no eres, así llenas antes los sacos.
    
    Toñito, que no acabara de comer, con su boquita y sus manitas buscaba las tetas de su madre, y a Casilda la blusa blanca se le iba mojando con la leche que echaban sus pezones, ya que no llevaba sujetador. Mi polla al ver aquello no bajaba, es más, latía. Casilda veía como se movía bajo mis vaqueros, pero ya no dijo nada. Le pregunté:
    
    -¿Meto las piñas en la leñera?
    
    -Mete, y vete. Ya te pagará Rogelio.
    
    No pude esperar a llegar a casa. En la leñera, arrimado a la pared. Volví a ver la teta de mi prima y la leche que cayó de la boca de Toñito. Sacudí la polla y un chorro de leche surcó los aires, después cinco chorritos más pequeños completaron aquella maravillosa corrida.
    
    Esa noche, cuando me acosté, casqué otra paja y al despertar, antes de ir al Instituto, otra, en el instituto, en los urinarios, otra... No me podía quitar de la cabeza aquella imagen.
    
    Al sábado siguiente llegué a casa de mi prima con un pino seco troceado en la carreta. Esta vez llamé a la puerta. Oí la voz de mi prima.
    
    -Pasa.
    
    Cuando la vi estaba sentada en una banqueta de la cocina pelando patatas. ...
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