1. El que la sigue, la consigue...


    Fecha: 22/10/2020, Categorías: Sexo con Maduras Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... miembro contra su culo. Poco a poco le fui enseñando a ponerse detrás de mí, entonces yo separaba mucho las piernas y le decía que me la agarrara desde atrás. Ella lo hacía entre ciertas protestas de inocencia y se veía que le encantaba. Finalmente le metía la mano izquierda por delante, entre las bragas, y le acariciaba la pepita mientras me masturbaba con la derecha. Ella esperaba muy dócilmente a que me viniera y vertiera mi producción láctea para desahogar mi excitación.
    
    Después del doloroso fallecimiento de mi esposa pasaron unos meses hasta que volví la carga definitiva.
    
    Una tarde, al levantarme de una siesta, me aparecí desnudo del todo en el salón donde ella estaba y le dije sin más preámbulo: Elisa, voy a follarte. Me acerqué a ella, empecé a quitarle la ropa y comprendí que iba a ser definitivamente mía cuando no opuso la menor resistencia. La senté en el sofá y le separé las piernas lo más posible. Al fin pude mirarla a mis anchas, recostada ahí con los atributos de su feminidad mostrados en su plenitud y observados por mis ojos con descaro. Luego me dirigí al vídeo y puse en marcha una película porno sentándome a su lado. Ya a las primeras escenas tomé su cabeza y le obligué a mamármela: le encantaba!
    
    Seguí haciendo comentarios acerca de la longitud de aquellos nabos que se ensartaban en los orificios de aquellas espléndidas y sumisas hembras, "mira cómo la tiene ése, está para comérsela ... ya me gustaría a mí también que me agarrara un tío así por banda ...
    ... y que hiciera conmigo lo que le apeteciera ...". Nos gustaba especialmente mirar cómo se la sacaban antes de correrse y se vaciaban en las bocas y rostros de las chicas. Ella obedecía en todo. Era, por fin, mía. Y yo me volvía loco mirando cómo crecía su excitación mientras yo le acariciaba su clítoris arriba y abajo por medio de su pelambrera; a un lado y al otro, hasta que le hacía estallar, jadear de placer incontenible ... le faltaba la respiración y no sabía para dónde mirar mientras buscaba ansiosamente el aire que le faltaba para poder soportar las oleadas del gusto que se adueñaba de todo su cuerpo.
    
    Normalmente a mí me gustaba y me gusta prolongar mucho las sesiones de sexo. Siempre me invento cosas para ello.
    
    Y abría su boca de para en par y yo me la comía entera. Y su coño. Y sus tetas. Y toda ella hasta que volvía a explotar de gusto.
    
    Fui al baño y volví con todo lo necesario. La puse bien cerca de mí para que contemplara cómo iba cortándome primero con unas tijeras la larga y espesa mata de pelos que recubría mis genitales y luego le mandé que fuera sujetando cada zona mientras yo iba lentamente afeitándomelo hasta quedarme como un niño impúber pero completamente limpio (y me ha gustado tanto ir afeitado que ya no soporto desde entonces tener mi sexo en medio de tan espesa selva y sólo me dejo un centímetro de pelo sobre el vientre, el resto tan limpio como mi cara y sólo puedo usar tangas pequeños que me sujeten el paquete por delante y una cinta ceñida ...