1. Juegos en altamar con la hermana de Rafa


    Fecha: 17/10/2020, Categorías: Transexuales Autor: Margaryt, Fuente: CuentoRelatos

    ... pegada a mi boca:
    
    —Marga, que rizados y que suaves tienes los pelitos del chocho, me gusta tocártelo, imagínate, ¡estoy incluso húmeda!, pero en los labios del chochín no tienes casi vello, eso sí, tu sexo es muy abultado, me gusta tocarte, me gustas tú.
    
    —Tú a mí me gustas más Marisa, mucho más.
    
    Dicho esto dejamos de hablar, pegué mis labios a su boca y le metí la lengua, Marisa abrió mucho la boca para que le entrara entera mi lengua, dentro de su boca le di lengüetazos en el paladar superior, cerca de su campanilla. Saqué un poco la lengua y, muy suave, le mordisqueé los labios; unos labios muy carnosos que estaban ardiendo para mí. Yo estaba como loca, acaricié sus muslos, muy suaves, al llegar al pantalón cortito de su pijama se lo quité de un tirón, dejándole las braguitas. Al acariciarle el culo comprobé que eran unas bragas de encajes muy tupidos, apostaba que casi transparentes, pero con la luz apagada no estaba segura, "yo quería verla bien". Me levanté de la cama y abrí la persiana del ojo de buey de su camarote. La luz de luna penetró e iluminó toda la estancia. Sus bragas blancas eran de encajes tan calados que dejaban ver un precioso montecito de pelos castaños.
    
    De rodillas y, delante de ella, sintiéndome como una pantera salvaje le arranqué las braguitas con mis manos, rompiéndoselas; "sin pudor alguno"; acerqué mi rostro a su coño, poblado de un vello muy suave, y aplasté su sexo contra mi rostro "mojándome hasta la cara". Su sabor era de un salado ...
    ... muy tenue y muy cálido, Marisa estaba chorreando. Yo absorbía y absorbía sus carnosos labios menores, tragando los efluvios de su ser. Junto a su raja húmeda apenas había vello; pelusilla suave más bien, me dijo entre sollozos y en voz muy baja:
    
    —Qué me haces, Marga, esto no está bien, yo no soy lesbiana, creo.
    
    —Te gusta que estemos así las dos, Marisa.
    
    —Mucho, pero no es eso, es que me siento extraña.
    
    Me senté en el filo de la cama y me sentí mal por sus dudas. Yo no quería nada si ella no lo hacía con ganas, por eso le dije:
    
    —Marisa, me ha hecho ilusión que nos queramos un poco, pero ya no quiero seguir; tus dudas me hacen sentir mal y quiero dormir, será nuestro secreto, no temas.
    
    —Vale Marga, buenas noches.
    
    Me quedé dormida entre cabreada y muy excitada, nerviosa por no haber llegado al orgasmo.
    
    El sábado fue un día de pesca en alta mar, a muchas millas de la costa, yo nunca había pescado pero atrapé un par de peces medianos. El padre de Marisa fue quien más peces atrapó. Rafa bajó las escalerillas del barco y nos bañamos cerca, el mar estaba en calma. Estar nadando en aquellas aguas tan profundas me gustaba, pero también me daba algo de temor; al mirar hacia abajo no se veía el fondo, solo oscuridad.
    
    El pescado estaba buenísimo, lo asó la madre de Marisa. Ya no me hacían gracia las tonterías de Rafa, yo ya solo tenía ojos para Marisa. El padre nos dijo a todos después de comer:
    
    —Salimos ahora en dirección a Marbella, en vez de mañana, porque ...
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