1. La amiga de mi sobrina 2


    Fecha: 29/09/2020, Categorías: Hetero Autor: JSV0410, Fuente: SexoSinTabues

    Ocurrió hace pocos días, como expliqué en el anterior relato, los padres de Isa me preguntaron si me la podía quedar un par de días conmigo ya que ellos tenían un viaje de negocios y no disponían de ningún familiar cercano para que cuidase a la niña. Al final accedí y me dijeron el día y la hora a la que debía ir a buscar a Isa. Sabiendo lo que iba a hacer, estuve casi dos semanas sin correrme; me masturbaba cada día tres veces sin acabar, para aumentar mi cargamento de leche. Dado el periodo de abstinencia al que me había sometido, mis huevos estaban más grandes que de costumbre y colgaban un poco más de lo normal. Preparé la casa para mi pequeña invitada, pero además añadí un pequeño regalo para Isa, ya que dije que jugaríamos a una cosa nueva que le gustaría mucho. El día acordado, me acerqué a la casa de sus padres y pregunté si estaba lista; ellos me contestaron que estaba en su habitación con su mochila, que podía entrar y nos podíamos ir cuando ella estuviese lista. Les agradecí la información y me dirigí a la habitación de Isa, abrí la puerta y la vi con la mochila en las manos y una sonrisa en su boca; su melena pelirroja destacaba por encima de todo, llevaba una camiseta blanca con un corazón en el pecho y una faldita rosa que le llegaba a las rodillas. Se acercó a mí y me dio un abrazo, quedando su cara en mi paquete, movió la cabeza frotando su carita con mi entrepierna. “¿Hoy jugaremos solitos otra vez, señor Arnau?, me prometió un juego nuevo, ¿Qué será?” – dijo ...
    ... restregando la cara contra mí ya notorio bulto. “Hoy no serás ni amiga ni perrita, hoy toca algo nuevo Isa, dime ¿te gustan los gatitos?” – dije a la vez que de mi bolsa sacaba una diadema blanca con orejas de gato y se lo mostraba. Ella asintió con la cabeza y se lo puso, se miró al espejo y me volvió a sonreír. Me dio la mano y nos dirigimos a la puerta de su casa para irnos; sus padres me volvieron a agradecer todo lo que hacía por la pequeña y me dieron dinero para cualquier gasto de la niña y otro puñado de dinero como recompensa. Me dijeron que las orejitas de gato eran un regalo muy bonito, aunque no hacía falta, les dije que no era nada, era un premio por portarse bien conmigo. Fuimos a mi casa a paso ligero, con la pequeña en brazos medio dormida ya que eran las 8 de la mañana. Subí al ascensor y la niña se despertó y me preguntó sobre lo que haríamos ahora. Le contesté que estaría dos días en casa, así que le prepararía la cama para ella por la noche y después tomaríamos el almuerzo. Me miró y me dio las gracias por cuidar de ella, a lo que contesté que no había problema. Entramos en casa y la llevé a mi habitación, cogí el colchón de debajo de mi cama y le puse un par de sábanas, le dije que se estirara para ver si estaba cómoda, ella dio un salto y cayó en la cama con la falda totalmente levantada, dejando a la vista sus pantis de rallas blancas y azules (de mis favoritas, ya que las de rallas me encantan); cerró un poco las piernas y me dijo “No mires tanto, que ...
«1234»