1. El chico de las galletas


    Fecha: 17/09/2020, Categorías: Sexo Interracial Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... privados de la madre de Fernando y esta se abocó a comer la desconcertante verga que no podía dejar de probar, así fuera sólo la mitad. La temperatura en la sala se vio incrementada por los esfuerzos de ambos amantes y mi madre también lo notó al hacerse abanico con su mano. Quien lo hubiera dicho al ver a esa señora, tan tranquila y recatada que apenas tuvo la primera oportunidad no dudó en ponerle los cuernos a su esposo.
    
    Después de estar cerca de 10 minutos en esa posición, se soltaron tal cual se habían unido. Y se observaban sentados en el sofá, dispuesto a seguir explorando.
    
    - Vamos de una vez semental, quiero probarte.- gimió la señora Julia.
    
    El muchacho se sentó en el sofá, permitiendo que su compañera sexual se subiera y sentara de espaldas a él. Sujetándola por las caderas, dejó que ella misma se introdujera su negra y venosa verga, cosa que hizo sin demora. Con una mano dirigió el glande monstruoso hacia su entrada y poco a poco fue intentando insertarse el fierro caliente del negro. Y así lo hizo, lentamente el garrote del chico se fue introduciendo en las entrañas provocando en la mujer temblores producto del descomunal calibre y lo apretado de su concha. Con algo de esfuerzo y después de unos cuantos gritos de dolor, la señora logró el acople completo, la verga del muchacho se encontraba empotrada por completo en esa cavidad húmeda y caliente.
    
    Ambos se quedaron quietos disfrutando, sintiendo las diversas sensaciones de su unión.
    
    - Pensé que no ...
    ... le iba a entrar toda, señora.- dijo el chico aún sujetándola por las caderas. Pero está tan mojada y apretada su conchita.
    
    - Jejeje, gracias pero igual pensé que no entraría porque tan fácil no ha sido Mauricio.- susurró la madre de Fernando empezando a mover sus caderas lentamente.
    
    Poco a poco fueron tomando ritmo en el coito que prometía bastante, para mala suerte de Fernando, su madre se movía como poseída, subiendo y bajando cada vez con más fuerza. El negro la tenía sujeta ahora de la cintura, como impidiéndole la huída, pero viendo la escena y el rostro congestionado de placer de la señora, huir era lo último que tenía en mente.
    
    Los gritos que salían de la garganta de la señora Julia iban en aumento, al igual que sus gemidos que parecían el canto de una sirena.
    
    - Cógeme, negro, cógeme duro.- gemía la mujer brincando sin cesar.
    
    - Le gusta mi verga, ¿cierto señora?- preguntó el muchacho pasando un brazo por el estómago de su compañera sujetándola fuertemente.
    
    - Sí, me gusta mucho tu vergota tan grande y gorda.- gritó al sentir todo el descomunal tamaño abrir sus paredes vaginales al máximo.
    
    Yo seguía alucinado ante lo que veía, y al desviar mi vista pude ver que mi madre se encontraba de igual manera al contemplar el arrebato de su amiga. Pero al darme cuenta bien, me percaté que su mano izquierda se deslizaba entre sus piernas por su vestido algo levantado. Puta madre, ¿qué pasaba? al parecer tanta acción estaba poniendo a mi madre más caliente de lo ...
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