1. El chico de las galletas


    Fecha: 17/09/2020, Categorías: Sexo Interracial Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... sentado en un sofá individual y mi madre y la madre de Fernando en el sofá principal. Sin perder de vista a ninguno de los 3 agucé mis oídos para escuchar la conversación que se desarrollaba en la sala. Por la confianza con que dialogaban me hacía sospechar que no era la segunda vez que había venido a vender sus galletas.
    
    - Entonces, ¿están seguras de lo que dicen?- preguntó el negrito algo confundido pero sonriente.
    
    - Sí, Mauricio, estamos muy seguras.- respondió la señora Julia.
    
    - Bueno, yo no estoy tan segura pero si tengo curiosidad.- agregó mi madre.
    
    Aún no sabía de que estaban hablando hasta que vi al chico levantarse y empezar a desabrocharse su pantalón. Con suma facilidad lo deslizó con calzoncillos incluidos hasta sus tobillos dejando a la vista su miembro.
    
    Las señoras pusieron unas caras de asombro absoluto al ver la tremenda verga negra que colgaba de su entrepierna. Y soy sincero, que a pesar de estar en reposo, poseía un tamaño descomunal.
    
    - Vaya, qué bestia eres muchacho.- dijo la señora Julia con los ojos desorbitados.
    
    - Ya veo que no era un mito eso que dicen de los negros.- dijo mi madre llevándose una mano a la boca por el rubor. Por lo menos no en este caso.
    
    - Y eso que aún no me ha crecido en su tamaño total.- dijo el muchacho ufanándose de su aventajada masculinidad.
    
    - ¿Cuánto te mide Mauricio?- preguntó desbocada la madre de Fernando con una mirada lujuriosa.
    
    - Pues, tan sólo unos escasos 26 cm.- dijo riendo y sabiendo muy ...
    ... bien el efecto que produciría en ellas.
    
    - Mierda, que grandota.- dijo la señora Julia mirando a mi madre. ¿No es cierto Olga?
    
    - Sí, muy grande... es inmensa.- alcanzó a decir mi pobre madre asustada ante ese trozo de carne desproporcionado.
    
    - Entonces, ¿quién se anima a probarla?- preguntó con sus dientes blancos resaltando en su negra figura.
    
    Mi madre y la señora Julia se miraron como no sabiendo que hacer ante las provocadoras palabras y descaro del negro. Yo estaba sorprendido de lo atrevidas que eran ellas, unas madres de familia respetables pero que parecían olvidarse de todo eso al tener tan de cerca semejante pene.
    
    Ante la mirada dubitativa de las mujeres el muchacho se decidió a convencerlas por las buenas. Con la sonrisa en sus labios inició una paja que fue haciendo que su verga creciera abruptamente y confirmando que sus palabras no eran sólo verbo barato.
    
    - ¿Y qué les parece ahora señoras?- preguntó sin detener su masturbación.
    
    Ellas sólo miraban absortas como seducidas por el tamaño descomunal del miembro del muchacho. Esto no era un juego, algo estaba por pasar y no sé porque dejé que ocurriera, tal vez confiado en el recato de mi madre que sabría en que momento se acababa la gracia.
    
    Sin decir nada a mi madre, la señora Julia se levantó del sofá y se acercó hacia el muchacho. La señora sonrió al tener casi rozando su barbilla ese fierro negro y grueso que se le ofrecía. Su mano se posó sobre el tronco, palpándolo, sintiendo todo su vigor ...
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