1. Carla, el volcán sexual


    Fecha: 13/09/2020, Categorías: Hetero Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... personalmente, no hay nada mejor que ver como se balancean ese par de melones al tiempo que estás follando y le ves la cara a la tía que gime de placer. Yo de vez en cuando se los manoseaba cuando podía; al final ya no porque se movía demasiado deprisa y sólo ya podía jadear. Carla no paraba con el ¡ohh! ¡ohh!. Menos mal que en mi casa no había nadie y que estaba aislada de las demás... porque la Carlita tenía un chorro de voz que los gemidos se oirían en un edificio de pisos, por ejemplo.
    
    Ella ya iría por el cuarto o quinto orgasmo cuando me la quité de encima. Carla se puso a cuatro patas. Las manos las tenía en la cabecera de la cama y las rodillas apoyadas en la cama. Me puse por atrás y se la metí por el coño. Estábamos los dos ya sudando de tanto follar. Ya pasé de empezar lentito, se la metí vigorosamente con una salida y entrada de mi pene por segundo. Fue el momento en el que la Carla gritó, gimió y jadeó más: ‘¡ohhhh! ¡ohhhh!’. Luego se me ocurrió algo mientras la follaba en esa posición. Le empecé a dar cachetitos en el culo cada medio minuto o así para ver si le gustaba y parecía que sí, ya que hasta se reía y todo.
    
    La Carlita parece que quería reservarme algo para el final. Pues sí. Le retiré la polla de su coño y fue a una especie de microbolso que traía. Sacó un condón especial y me lo colocaba en la polla al tiempo que yo le comía sus deliciosos pezones de nuevo. Una vez colocado, se puso boca arriba y apoyó sus piernas totalmente abiertas ...
    ... sobre mis hombros. Comencé a penetrarla por el culo muy suavemente, era muy delicado su ojito. Cada vez que intentaba acceder mi polla a su ano Carla decía un débil ‘ohh’. A los pocos minutos ya estaba dándole por culo fuertemente, metiéndole mi polla hasta el fondo y gritando los dos como gatos en celo. Mientras la follaba analmente le grité: ‘¿Te gusta la leche?’. ‘¡Sí! ¡Sí!’ respondió entre gemidos.
    
    Un minuto más tarde retiré rápidamente mi polla, me saqué el condón y acabé el trabajo corriéndome en toda su boca. Fue una corrida larguísima, nunca había soltado tanta lefada junta. Y más placer me daba soltarla al ver a Carlita relamiéndose los morros llenos de corrida y tragándosela.
    
    Fue el mejor polvo de mi vida. Carla era un volcán follando. Lo más curioso fue la manera de despedirse de ella. Yo me quedé tumbado en la cama, en pelotas, y con mi verga todavía empalmada como si hubiera tomado 50 viagras y fumando el clásico pitillo después del polvo. Ella estaba en el baño limpiándose un poco lo que le quedaba de lefa en el cuerpo (que no estaba al alcance de su lengua que sino, se lo hubiera tragado...). Acabó y se iba a marchar. ‘¡Oye!’ grité. Vino a mi habitación. ‘Qué’. ‘Los apuntes, te los vas a olvidar’ Se dirigió hacia mí con una sonrisa irónica y en vez de darme un clásico beso de despedida en la boca, mejilla... pues no; aprovechando que mi verga estaba todavía empalmada le dio una última larguísima mamada. ‘No tengo Geografía, soy de Ciencias, cariño’. 
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