1. La ventana indiscreta


    Fecha: 01/09/2020, Categorías: Hetero Autor: waldo1992, Fuente: RelatosEróticos

    ... Muerta de calor se pasó la botella por su frente, por su cuello, entre sus tetas (casi desaparece), por la cintura y, finalmente, la “dejó” dentro de su colote, justo en la parte delantera. Eso me dejó alucinado: la cervecita bien fría refrescando su coñito que debía estar sudado y, al parecer… caliente. Por un instante me apeteció mucho una cerveza derramada por entre sus pubis y goteando de su monte de Venus para bebérmela como si fuera… uf, ya se me estaba yendo la cabeza. Sin darme cuenta me estaba masturbando cada vez con más intensidad, la escena me empujaba a hacerlo. Ella, acompañando sus movimientos con estiramientos de sus brazos, piernas y demás seguía haciendo su trabajo como si nada, aunque sabía perfectamente lo que estaba haciendo.
    
    Yo, con el orgasmo inminente entre mis manos me tumbé en la cama sin poder quitarme de la cabeza la escena de la cerveza. Me veía allí, de rodillas frente a ella, lamiendo sus gotitas de sudor que caían por sus piernas, que manaban de sus braguitas húmedas y derrochando olor a hembra cachonda y mirando hacia arriba bajo el yugo de unos pechos enormes que me obligaban a no levantarme y seguir con mi trabajo.
    
    En aquel instante, sonó el teléfono. Me acordé de la madre que parió a Graham Bell y dejé mi faena para ir a contestar.
    
    -¿Si?
    
    -Hola
    
    -… Hola, ¿Quién es?
    
    -¿No me reconoces?
    
    -Pues no, la verdad… no me suena tu voz. Dame alguna pista…
    
    -Hummm… si te invito a una cerveza, ¿Sabrás quién soy?
    
    Creo que en ese ...
    ... momento me debí quedar blanco. Tragué saliva y la pude imaginar allí, en pie hablando por teléfono. No tuve que esforzarme mucho porque mirando por el ventanal del comedor pude verla con su móvil en la mano, sentada en su sofá con las piernas bien abiertas y acariciándose uno de sus magníficos pechos bajo la tela mojada de su desgarrada camiseta mientras sostenía el terminal. Frente a ella, dos cervezas, una a medio terminar y otra por empezar.
    
    -Yo… estoooo… bueno, no se si debiera. Creo que estás atareada con tus teta… digo, tus cervezas en las bragui… estooo… perdona, vamos, que estás ahí con la pared y yo no quiero molestar.
    
    -No molestas. Quiero que vengas. Es más, te ordeno que vengas. Me gusta trabajar con público, pero si lo tengo en primera fila mejor. Después de un duro trabajo me merezco una recompensa y me la vas a dar tú. –Esa orden me dejó k.o.
    
    -Estaré encantado. Voy en 10 minutos.
    
    -Vienes en 2 minutos o no te abro la puerta. Ah!... y se mira pero no se toca. Ya me encargaré yo de tenerte controlado. O lo tomas o lo dejas. –Miré por la ventana y unas esposas se balanceaban de la punta de uno de sus dedos. Era una encerrona y yo iba a caer de cuatro patas en ella.
    
    Tras 3 segundos de larga meditación y sopesando los pros y los contras le dije que sí, que en 2 minutos estaba allí. Creo que en la vida no me había vestido tan rápido. Supongo que por eso no me puse ni bóxers ni calcetines. Salí disparado y llamé a su puerta a los 1:58 minutos de haber ...
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