1. La ventana indiscreta


    Fecha: 01/09/2020, Categorías: Hetero Autor: waldo1992, Fuente: RelatosEróticos

    ... resignación mi siguiente movimiento.
    
    Me acerqué y me arrodillé frente a mi cautiva. Tengo que decir que la visión desde esta perspectiva era impresionante. Por un segundo la habría soltado y me habría postrado a sus pies, para pedirle disculpas y dejar que me hiciera lo que quisiera, pero recordé lo que me había hecho y volví de nuevo a la realidad. Puse cuidadosamente el consolador encima del último peldaño, justo en medio de sus labios vaginales. Al no quedar del todo apretado a su rajita cogí su camiseta y la puse debajo, levantando la punta. De esta forma el consolador estaba, transversal a su entrepierna, bien apretado a sus labios. Al tener forma curva la parte más alta e interior tocaba de lleno con su clítoris.
    
    Me levanté y me puse detrás, tocando mi pecho con sus manos atadas. Mi polla, bien erecta tocaba con sus riñones y, justo entre las nalgas de su culo asomaba la parte posterior del consolador rosado donde estaba el interruptor para ponerlo en marcha.
    
    -Bien encanto, ahora estás en mis manos. Las tornas han cambiado y veremos hasta cuando aguantas estimulado tu clítoris. Vas a ofrecerme un gran espectáculo y voy a gozar al máximo viendo como sufres y te retuerces con tu aparatito entre las piernas. Vas a tener que dar el máximo de ti misma, tu cuerpo va a estar en tensión y esperando ese deseado orgasmo que, quizá… te regale al final.
    
    Mientras le decía eso le acariciaba un pecho una mano y con la otra tocaba su pubis rodeando el extremo superior del ...
    ... consolador. Mi lengua se paseaba por su cuello y ella, obedientemente, inclinaba su cabeza para que yo pudiera abarcar la máxima superficie posible. En un momento de máxima distracción, cuando gozaba de mis caricias puse en marcha el consolador a la velocidad mínima (tenía tres posiciones).
    
    Fue en ese momento cuando levantó la cabeza, tensó todo su cuerpo y comprobé cuánto era sensible una de las zonas más erógenas por excelencia. El ruidito del vibrador inundó la habitación ya que, hacía rato, la música se había terminado. A los pocos segundos unos tenues gemidos se escapaban de su boca privada del habla. Cerraba los ojos e inclinaba su cabeza hacia atrás, acelerando la respiración y gozando del masaje en su entrepierna.
    
    Yo me separé de ella y me puse delante para gozar el espectáculo. Empecé a masturbarme mientras observaba como mi vecina disfrutaba de la masturbación al mismo tiempo que sufría por la posición incómoda a la cual la había sometido. Era evidente que dicha incomodidad ayudaría a que no llegara al orgasmo al estar más pendiente de no caerse que de concentrarse en el placer.
    
    Subí la velocidad a la posición media y el ruido se agudizó haciendo que vibrara aún más la escalera. Un grito ahogado me desveló que ese cambio de ritmo la había afectado de lleno y que estaba sintiendo aún más la masturbación en su clítoris. Era evidente que cada vez estaba más sensible y entregada a mí. Decidí quietarle la mordaza, ya no era peligrosa.
    
    Sus gemidos resonaban por ...
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