1. Las etapas de Andrea


    Fecha: 27/08/2020, Categorías: Hetero Autor: Muchomasquedos, Fuente: SexoSinTabues

    ... sonrisas y miradas. La invité a pasar por mi hotel y al subir al taxi la cogí de la mano, nos miramos y la besé. Fue un beso tierno, pero muy largo. Llegamos al hotel y la tumbé en la cama, ella seguía mi juego pero en determinado momento note esa mirada de ausencia de “que estoy haciendo aquí?”, así que decidí ir despacio. La besé tiernamente en cada espacio de piel visible: mejillas, cuello, el interior del brazo, labios, párpados… Le baje el tirante e inicié un recorrido de besos que empezó en el hombro y pretendía terminar cerca del pezón, pero a medio camino su mirada se transformó en un claro “si! Ya recuerdo que es lo que estoy haciendo aquí!”. Celebramos su “regreso” con otro beso interminable, durante el cual aproveche para acariciar sin disimulo sus tetas. Dirigí mis labios a sus pezones y no tardaría en descubrir que esa era su zona sensible, porque parecía haber una relación directa entre mis lametones y los jugos de su vagina. ¡Seria por eso que interrumpió mi primera escaramuza a sus pechos?¿Se sentía vulnerable? Celebré su vulnerabilidad con la alternancia de besos, lengüetazos y succiones mientras bajaba su pantalón. En poco tiempo quedo desnuda. ¡Qué buena estaba la hija de puta! Es sabido por todos que las mujeres vienen sin libro de instrucciones y que cada una es distinta de la otra, así que debía empezar a averiguar cómo funcionaba esta. Ya sabía que tenía los pezones muy sensibles y todo parecía indicar que le encantaría que le lamiera el coño, muy ...
    ... rosado y en ese momento lubricado en extremo. Empecé a lamer lentamente sus labios vaginales, hacia arriba y hacia abajo. Mientras hacia ese recorrido ella gemía y acompañaba con su mano mi cabeza rasurada. Aun no sabía si era para controlar el movimiento o para que no sacara mi lengua de allí. La lamida aumentaba el ritmo y mi polla se endurecía más en cada gemido. Llego el momento de tomar su clítoris, pero al pasar mi lengua por ahí cerró las piernas y me apartó. Me dijo que era demasiado sensible en esa parte y que siempre tenía el temor de que le doliera. No era un problema, mi polla estaba durísima y no aguantaba más. Se la acerque hasta rozar su sexo e introduje la puntita con suaves movimientos circulares, sin pasar más allá del prepucio. Todo en su cuerpo indicaba que respondía muy satisfactoriamente a mi juego: mirada clavada en mis ojos, labios entreabiertos, tensión en sus manos, respiración acelerada y un “¡métemela toda ya!” que desvaneció toda duda sobre lo que tenía que hacer. Se la metí hasta el fondo y empecé a bombearla con tremendas ganas. La expresión de mujer con clase se había transformado por la de puta caliente. Me concentré como pude para no correrme antes que ella, aunque no era sencillo al ver esa mirada de deseo y notar las carnes duras de su tremendo culo. La intensidad de esa follada no estuvo en la variedad de las posturas, ni la intercalación de sexo oral, sinó en la conexión de nuestra mirada. Al correrse ella no aguanté más y la inundé de leche ...