1. CALZONCILLO BLANCO (Parte 1)


    Fecha: 03/08/2020, Categorías: Fetichismo Autor: ProfeRicardo, Fuente: SexoSinTabues

    ... simple fetichismo. Para mí, era una calentura que iba mucho más allá de un capricho o travesura y lo comprobaría muy pronto. Ese mismo año sucedió el detonante total de mi sexualidad y de mi preferencia por los hombres maduros y calientes, en especial aquellos que gustan vestir y exhibir sus calzoncillos blancos. Hoy en día, la frase que siempre retumba en mi cerebro cuando estoy excitado, ahora que soy un hombre adulto, es: “NOOO, ESO NO SE HACE BEBÉ, UFFF”. A continuación les contaré porqué. Recuerdo que yo ya había cumplido 9 añitos y estaba próximo a terminar el año escolar. Ese día, él llegó tardísimo a la casa, ebrio, como a las 4 de la madrugada. Por ello, se peleó con mi mamá. Luego, ella se fue a trabajar en su turno de mañana, como siempre; y en vista de que yo estudiaba en las tardes me desperté luego, con la sorpresa de ver a mi padre allí en la casa, a esas horas. Lo encontré en su cama, dormido, sin sábanas encima, y sólo usando el bendito calzoncillo blanco. Muchas sensaciones fuertes pasaron por mi mente mientras me quedaba parado en el umbral de la puerta del cuarto de mis padres, observándolo con morbo y placer. Claro, muchos de ustedes pensarán ¿de dónde puede sacar el morbo y placer un niño de apenas 9 años? En tiempos actuales, podríamos suponer que los niños tienen como agente persuasivo y educador al internet, pero en esas épocas yo no tenía mayor referencia sobre el sexo más que las revistas porno que mi papá escondía en unas cajitas ubicadas en un ...
    ... pequeño desván que había en la parte posterior de la casa (todo niño travieso conoce los mejores escondites de la casa y descubre cosas para jugar, jejeje). Recuerdo que me acerqué lentamente, mientras escuchaba con mayor nitidez sus ligeros ronquidos. Me subí a la cama sigilosamente y le bajé el calzoncillo, con algo de esfuerzo pero con mucho cuidado, lo suficiente como para descubrir su deliciosa verga. La admiré por un momento, la tomé entre mis manos y me incliné para chupársela. Que rico se sentía, chupar una verga por primera vez y más aún que sea la de mi propio padre. A pesar de que él dormía, sentí que su verga empezaba a crecer más y más en mi boca mientras yo se la mamaba desesperadamente. Entonces, cuando su verga estaba en todo su esplendor, durísima, y chorreando harto presemen, alcé la mirada y me di cuenta que él ya estaba muy despierto. Su mirada era seria, un poco triste tal vez, parecía inmóvil, arrepentido por su falta de reacción pero finalmente me dijo, mientras acariciaba mis cabellos –Nooo, eso no se hace bebé. Ufff– Lo dijo en un tono suplicante. Claro, sus palabras decían una cosa, pero su cuerpo expresaba otra, pues empezaba a agitarse y mover su pelvis, controlando el ritmo de la riquísima mamada que le daba su único hijo varón. De pronto, incluso, ya empezaba a gemir y hasta bramar como un toro caliente, lo que significa que le gustaba estaba experiencia nueva. Jamás me hizo a un lado, al contrario, continuaba entrelazando sus dedos en mis cabellos ...
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