1. Alicia 16/25


    Fecha: 27/07/2020, Categorías: Hetero Autor: evloguer, Fuente: SexoSinTabues

    ... majestuosidad y le dijo que estaría encantada enseñándole música, que era muy fácil, mucho más sencillo que ese examen de mañana que la tenía preocupada. Se tomaban de las manos como pasándose mensajes, esa visión me hizo pensar "no no no, aquí el único que pasa mensajes soy yo", pero no podía hacer nada y me dirigí a la oficina. Al ratito asoman por la puerta y Alicia dice: "Perdoname papito por entretener a la alumna, toda tuya", para dar media vuelta y marcharse. Ese "papito" aún flotaba en el aire mientras Marga entraba curioseando el tablero de dibujo y la biblioteca. Despejé una mesa haciendo lugar para sus cosas y arrimé la silla giratoria a la suya, me dijo que era corta de vista y mejor se sentaba en mi falda. Mientras hablaba movía el trasero poniéndome nervioso, por suerte anteriormente tuve dos descargas y logré mantener al amigo durmiendo. Era de una facilidad pasmosa lo que tenía que explicarle, así bien de cerquita y haciéndole repetir los ejercicios repasamos todos los puntos del programa y hasta adelantamos por precaución. Ya estábamos hablando de otros temas y ella feliz en la seguridad de que pasaría el examen tranquilamente. Le confesé que parecía de más edad, que vi una señorita la vez que estaba ante el piano, y hasta cuando estuve en su casa a punto de besarla. Contaba que lo heredaba de su madre, una mujer muy alta, mientras se movía como si estuviese molesta sentada sobre mis piernas y le ofrecí un asiento para que esté cómoda. Me dijo que le ...
    ... encantaba sentarse en unas piernas tibiecitas, que en muy raras ocasiones lograba eso con su papá que siempre estaba ocupado, que él se había enojado al descubrir una colilla de cigarrillo y le había pegado. Eso ya no me gustó: ¿como podía alguien pegarle a una criatura tan dulce? Muy naturalmente se bajó y mientras se agachaba, levantando el vestido por detrás me mostró la cola: tenía unas marcas rojas que evidenciaban el castigo. Pero más me llamó la atención esa bombachita, no era de esas comunes de algodón que usaba mi nena, era muy fina y tenía unos encajes bordados además de ser más chiquita, casi se le metía adentro de la raya. Me dijo más bajito, casi en tono de confesión, que ella era la culpable, que había dejado la evidencia a la vista para llamar la atención, que el papá la ignoraba como si no estuviese en la casa, que al recostarse de panza sobre las rodillas del hombre mientras éste levantaba el vestido para pegarle, tuvo sensaciones deliciosas. Yo no comprendía cómo eso podía ser lindo, que te peguen cachetazos no es nada agradable, pero si con eso conseguía que le presten atención: bueno, allá ella. Nos fuimos a la sala y estaba mi nena mirando la tele, se levantó como resorte para hablar con Margarita y la arrastró de la mano hacia su habitación, quería mostrarle todo y parecía que tenían mucho de qué conversar. No alcancé a sentarme y llama el padre, que si la hija había llegado bien, que la cuide porque era la luz de sus ojos, y no sé cuántas pavadas más. Le dije ...