1. Anita de tus deseos (capitulo 2)


    Fecha: 21/07/2020, Categorías: Sexo Interracial Autor: cleversex, Fuente: CuentoRelatos

    ... Te aseguro que te va a encantar: tu madre se volvía loca con esto. Bueno, la verdad es que se volvía loca con muchas cosas, pero con esta una de las que más. ¿Quieres jugar?
    
    Que pregunta, pues claro que quería jugar. Desde hacía una semana, iba descubriendo continuamente cosas de las que no tenía ni puta idea, y cosas de las que no tenía ni puta idea que se pudieran hacer. Meneé afirmativamente la cabeza mientras seguía chupando.
    
    —Te he preguntado si quieres jugar: contéstame.
    
    —Sí papá, quiero jugar, —respondí sacándome la polla de la boca.
    
    —Pues vamos a empezar, —me levantó y cogiéndome de la mano entramos en la bañera. El agua caliente caía desde arriba y el vapor nos envolvía. Me enjabonó concienzudamente y cuándo estuve bien limpia me hizo arrodillarme. Nuevamente me la metió en la boca y durante un rato se la estuve chupando, hasta que finalmente cerro el agua de la ducha de arriba y abrió la de teléfono. Vi cómo empezaban a salir muchos chorritos de agua por la punta. Yo permanecía de rodillas. Sin hacerme daño me agarró del pelo y me inclinó hacia delante hasta que la cara tocó el suelo. Primero noté la calidez del agua en mi chocho, y a continuación, cómo la cánula se abría paso por mi ano. Sentí cómo el agua inundaba mis tripas y el vientre se abultaba. Al tiempo, mi padre imprimía un movimiento de vaivén a la cánula que me hacía gozar. Sacó la cánula, me incorporó y me mandó que vaciara el intestino. No hizo falta apretar mucho, un maloliente chorro ...
    ... salió de mi culo mientras mi padre me masajeaba el vientre. Me volvió a inclinar, volvió a introducir la cánula y volví a tener las mismas sensaciones. Según repetíamos la operación, el agua salía más limpia y yo sentía más placer hasta que, finalmente, mi padre me sujeto el chocho con la mano y mientras me masajeaba vigorosamente siguió penetrándome con la cánula. Esta vez no la sacó, siguió hinchándome mientras el aguan salía a presión por mi ano. Finalmente, me corrí mientras volvía a chillar cómo una perra. Sin dejar que me recuperara, me puso en cuclillas, me sacó la cánula y me metió la polla en la boca.
    
    —Vamos, échalo todo, —me ordenó. Agarrada a sus piernas, y mientras me follaba la boca, hice toda la fuera que pude para vaciar las tripas, y cuándo se corrió, me lo tragué, aunque no fue mucho: había pasado poco tiempo con la vez anterior. Me incorporó y me abrazó con ternura—. Buena chica, muy bien, buena chica, —repetía sin cesar mientras me acariciaba. Os puedo asegurar que en esos momentos era la mujer más feliz del mundo.
    
    Para cenar pedimos algo a un chino y papá me sirvió una copa de vino. Me encanta la comida asiática y comer con palillos. Nuevamente cenamos envueltos en muchas risas y confidencias.
    
    —Papá, ¿cuándo me la vas a meter?
    
    —Bueno, ya te la meto, ¿No? —respondió después de atragantarse.
    
    —No seas tonto, ya sabes a que me refiero.
    
    —¿Por qué lo quieres saber, te preocupa?
    
    —No sé. Es que es muy grande.
    
    —Por eso no te preocupes cariño. ...
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