1. Echarse un fría (pero no cerveza)


    Fecha: 09/07/2020, Categorías: Hetero Autor: Stregoika, Fuente: SexoSinTabues

    ... celadores y mecánicos, <<con quienes yo ¡ni muerta!>> había dicho Cindy. “Retírese” me imaginé a Cindy sacudiendo la mano, despachándome sin rebajarse a mirarme. A mí, que tantas pajas me había sacado por ella, y que era su admirador número uno. Número uno por pervertido, no por otra cosa. Porque estoy seguro que ninguno de mis compañeros estaba tan necesitado como yo, como para querer verla a cada instante, retorcer los ojos cada vez que la veía por ahí para intentar verle un poco más de lo que le cubría la mini falda, e imaginarse las cosas más traídas de los cabellos en las fantasías que creaba para masturbarme. “Retírese – retírese”. “. ni muerta. ” me hizo mucho eco en la mente. Capítulo 2 Casi un año después del incidente de las chicas de servicio humilladas y despedidas, una gran comisión de Unifarma fue enviada a un viaje de esos con actividades ridículas que proponen los psicólogos. Y tan ridículas eran precisamente esas, que los del departamento de personal quisieron que se seleccionaran representantes de todos los departamentos para “integrarlos en convivencia”. Basura nueva era. Yo fui uno de los seleccionados del lumpen de la pirámide, por antigüedad, sobre todo. Me había ido pervirtiendo progresivamente, y mi obsesión por Cindy había tenido diversos altibajos. A veces dejaba de gustarme tanto, hasta que la veía con una pinta nueva o cualquier cosa que me hiciera imaginar cosas nuevas. Ya le había tomado algunas fotos, aunque ninguna digna de espía ...
    ... profesional. También le había robado algunas cosas, para recordar su perfume, sobre todo. Nada valioso, sino fruslerías, como caimanes para el cabello que encontraba en su oficina o una pulsera. Una vez me dejó en su oficina mientras arreglaba una instalación eléctrica y se marchó. Dejó su bolso. Yo lo esculqué, y por increíble que sea, no se me ocurrió haber robado, al menos algo valioso, hasta muchos años después cuando conté la historia y precisamente eso me cuestionaron. Que si no robé dinero. Pues no. Yo era un pervertido, no un ladrón. Cuando metí las manos en su bolso, lo único que buscaba era satisfacer mi morbo por Cindy, encontrar algo de ella muy privado, unos tampones por ejemplo, algo que me excitara… pero no había nada más que un protector. De resto, papeles y otra carterita pequeña que no abrí. Pero cuando la miré, acerqué mi cara al interior del bolso y percibí una oleada de su perfume, de tal magnitud que me hipnotizó. Quedé congelado con la nariz estirada y los ojos cerrados. Uff… me dieron ganas de meter la verga en el bolso y dejarle un regalo… pero no. O sí…? Al menos meterla y volverla a sacar, sin dejar nada allí. Lo hice. Terminé lo que estaba haciendo y fui al baño de los esclavos a pegarme un pajazo brutal. Ya era un pervertido de mucho mayor nivel, no solo un mirón fantasioso sino un abusivo. Para el día del paseo, ya había aceptado mi perversión y vivía con ella cómodamente. En cuanto a los chismes de pasillo, el que Cindy fuera amante de míster L., ya era ...
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