1. Por infiel, inicié a mi esposa en la prostituc (8)


    Fecha: 24/06/2020, Categorías: Confesiones Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... al son de la sensual música que los envolvía. Andrea, después de un momento de indecisión, puso sus brazos sobre sus hombros, y se apegó hacia el con una actitud que era en realidad una entrega. El “colorado” empezó a recorrer con sus manos el espectacular y carnoso cuerpo de mi esposa, besándola en los labios; mientras ella gemía dulcemente como una hembra virgen, con los ojos cerrados.
    
    Ante el asombro de Andrea, el “colorado” la apartó por un instante, y quitándose el bóxer, se sacó con viril ostentación una verga colosal, una formidable verga durísima y erecta de cerca de 35 cm de largo, sumamente gruesa, con una cabezota gorda y roja que mi esposa tomó con sus dos manos, mientras su cuerpo temblaba, y le corrían en el interior de su ardiente vagina, unos jugos que la hacían estremecer de deseo de ser poseída por ese vigoroso y gigante macho.
    
    El “colorado”, sin perder tiempo, le bajó la cremallera del transparente y sexy traje blanco de Andrea, despojándola de esa inútil ropa, quedando expuesta su hermosa desnudez delante del robusto y excitado pelirrojo, que acto seguido, y tomándola con vigor por la parte trasera de sus muslos, la elevó, llevándola con apasionada decisión a un mueble que se hallaba en un costado, a la altura de su cintura. Allí, bufando con fuerza, le soterró con enorme violencia, y de un solo golpe su gigantesca verga de caballo, en la jugosa y complaciente chucha de Andrea.
    
    Mi esposa, sintiendo el empuje de la inmensa verga de ese animal ...
    ... en celo, lanzó un grito desgarrador, mientras lanzaba para atrás su cabeza. El “colorado”, después de enterrar en lo más profundo del vientre de Andrea su poderoso miembro, muy despacio, y con mucha delicia y goce, empezó a meter y sacar el macizo pene, húmecido por los ardientes fluidos de la deliciosa vagina de mi esposa. A cada entrada de la verga del “colorado”, Andrea; con los ojos cerrados, hacía con sus labios una aspiración de placer, produciendo un sonido de gozoso placer: SSSSSSSSS… AHHH, SSSSSSS…AHHH, SSSSSSS…AHHH, y disfrutando su condición de mujer deseada, se dejaba penetrar por ese hombre, que la estaba culiando como una puta.
    
    El “colorado”, completamente fuera de sí, y con la verga dentro de ella, la izó llevándola contra una pared, y sin control alguno le dio verga con empujes poderosos y anhelantes diciéndole: “¡¡Puta…eres mi puta, te está culiando un macho arrecho, puta rica..!!”, y la penetraba con empeño, con el poder de un macho vigoroso, que hacia suya a la más deseada de las mujeres.
    
    Mi esposa, con la boca abierta jadeaba, gemía, y gritaba sin ningún control. Se sentía llena de esa gigantesca verga que la desgarraba, haciéndola sentir desvergonzada y puta. Yo, completamente arrecho, y mi grande verga a mil, filmaba cada detalle de la brutal y codiciosa posesión, mientras el “colorado” llevaba al clímax a su hembra, mi hembra.
    
    Andrea pidió jadeante: “Llévame al sofá…llévame al sofá”. Y el “colorado”, con su verga dentro de ella la levantó ...