1. Por infiel, inicié a mi esposa en la prostituc (8)


    Fecha: 24/06/2020, Categorías: Confesiones Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... pensarlo a caminar de un lado a otro, posando de manera tan provocativa, que solo una ramera indecente lo haría con tanta gracia y poder sexual.
    
    Al fin veía a mi esposa transformada, seducida por la carne, convertida en una hembra de verdad, Una mujer caliente y prohibida, deseosa de explorar su escondida sexualidad y mostrarse en la intimidad, de manera privada ante un desconocido.
    
    El “colorado”, comiéndose a Andrea con los ojos, se sobaba la verga sin ningún temor de mí, mientras yo filmaba estas y otras escenas.
    
    Luego de unos instantes, en que solo se oían las respiraciones agitadas de dos anhelantes machos, le pedía a Andrea que salga, y regrese puesta otra prenda sexy para nosotros. El “colorado” Jaime, encendido de deseo, se aprestó a disfrutar lo que para el parecían cuadros de una excitante exposición pornográfica.
    
    Andrea volvió a salir sin demora, un poco más desinhibida. Calzada en unos elevados tacones blancos, se había puesto un lujosísimo y atrevido traje de seda tan transparente, que parecía no estar vestida, y que la hacía lucir putísima. La sensualidad de este traje era muy intensa, debido a que los redondos, grandes, y excitantes senos de Andrea, resaltaban de una manera viva y provocadora. Su hermosa y estrecha cintura derramaba carnalmente hacia abajo sus amplias caderas, y las despampanantes piernas de Andrea, atraían nuestro morbo de manera desmesurada. Era muy difícil imaginar una mujer más sexy y deseable que ella.
    
    El traje terminaba en ...
    ... una tanga, cuyo finísimo hilo delantero cubría apenas los labios de su abultada y rosada vagina, dejando expuesto sin ningún pudor una mata de abundante y suavísimo vello negro, que salía y se desbordaba por los dos lados de la parte inferior de su traje.
    
    Esa visión tan carnal y atrevida nos elevó hasta la locura, y mi pene había crecido tanto, que quería salirse del pantalón. Totalmente sobrexcitado, atraje de la mano a mi esposa hacia el enorme y mullido sofá donde estábamos sentados contemplándola, y acaricié sus negros y sensuales vellos. Luego, invité al pelirrojo a hacer lo mismo, mientras Andrea; ya sin temor, gemía de deseo.
    
    Luego, me levanté, puse una música suave, y sacándome la camisa que llevaba le grité al pelirrojo, que se lo veía a punto de estallar: “¡¡Vamos colorado, saquémonos la ropa para hacer también nosotros nuestro show!!” Acto seguido quedamos solo en bóxer, mientras Andrea, encendida de deseo nos contemplaba sentada en el sofá, mientras se tomaba tentadoramente los costados de su cabellera sonriendo con cierta vergüenza, con los ojos encendidos de lujuria.
    
    El pelirrojo, mirándome por un instante, se puso enfrente de mi esposa. De su bóxer, y sobresalido de un costado, se le asomaban unos 15 cm de una verga escondida que parecía ser descomunal. Andrea estaba temblando ante el adelanto de algo que la estaba ya llevando a la locura. Extendiendo la mano, el colorado la levantó del sofá, y tomándola de su cintura la empezó a mover cadenciosamente ...