1. La señora Ysabela y yo (3)


    Fecha: 18/06/2020, Categorías: Sexo con Maduras Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... mi pene.
    
    - Lo siento Ysabela.- contesté preocupado. Pero creo que no va entrar todo.
    
    - Yo también lo creo así.- dijo resignada. ¡Qué mala suerte!
    
    - Pero, ¿entonces que hago?- pregunté.
    
    - Métemela hasta donde te diga.- dijo ordenando.
    
    Volví a introducir gran parte de mi verga que había salido hasta que ella me indicó que ya no empujara más.
    
    - ¿Cuánto es lo que ha entrado?- preguntó volteando a verme.
    
    - Poco más de la mitad.- contesté tanteando.
    
    - ¡Woouwww! y eso que aún falta meter bastante.- dijo admirada. Y ya me duele mucho.
    
    - Y, ¿qué haremos?- pregunté.
    
    - Bueno, por mientras continuar con esto.- dijo indicando. Y en los siguientes días seguiremos tratando hasta que entre por completo.
    
    Con las manos abrí sus nalgas y pude ver claramente la fuerte opresión que su ano le daba a mi verga. Esta visión aumento mi lujuria y con vigor empecé a dar las primeras embestidas. La señora Ysa enterraba su cara en la almohada y ahogaba sus gritos desgarrados, su cabello era una maraña endiablada que se extendía libremente sobre la cama.
    
    - Ayyyyy, papacito, que rico se siente.- gimió ella doblándose de placer.
    
    - Está tan apretado tu ano.- dije tomándola por las caderas y aumentando la velocidad de mi embate.
    
    - ¡Me matas, mi niño, me matas!- gritó desbocada.
    
    Mi empeño era desquiciado y sólo deseaba disfrutar a perpetuidad ese agujero. La señora Ysa se movía alejándose cuando, por el calor del acto, mi verga penetraba más profundo de lo que ...
    ... podía resistir.
    
    - ¡Qué rica colita tienes Ysabela!- grité embistiendo con locura.
    
    - ¡Me partes mi niño! ¡Me partes!- gritó a su vez mi vecina.
    
    Una sacudida eléctrica atravezó mi espalda y su agujero se vio inundado de borbotones de leche. Saqué mi pene y pude ver como de su ano, rojo y abierto, destilaba mi semen en abundancia. Ambos caímos sobre la cama agotados.
    
    - Uffff, no tengo palabras para esto.- dije extenuado.
    
    - Me has dado con unas ganas, mi niño.- dijo la señora Ysa abrazándome.
    
    - Nunca imaginé que fuera así de maravilloso.- dije sonriendo.
    
    - Si pues, mi pequeño, me has abierto mi colita mucho más.- susurró apoyando su cabeza en mi pecho.
    
    Con caricias nos fuímos sumergiendo en el sueño, y en silencio, dormimos.
    
    Entre sueños sentía que alguien me llamaba, y al abrir los ojos ví a la señora Ysa, que me masturbaba.
    
    - Hola, pequeño durmiente.- dijo sonriendo.
    
    - Vaya, ¿qué hora es?- pregunté desubicado.
    
    - Recién es mediodía.- respondió sin detenerse.
    
    - Ah, aún es temprano.- dije.
    
    - Sí, como para seguir con uno más.- susurró divertida.
    
    - Por supuesto, pero me siento algo sudado.- dije tocándome el cuello.
    
    - Bueno, entonces que tal si nos damos una ducha juntos.- dijo coqueta.
    
    Nos levantamos y fuímos al baño. Mi vecina abrió el grifo del agua y esta cayó tibia sobre nuestros cuerpos. Ella jabonó cada rincón de mi cuerpo y luego yo hice lo propio. Muy divertidos jugábamos tocándonos y yo soltaba unos palmazos a sus paradas ...