1. UNA LINDA HISTORIA 7


    Fecha: 24/05/2020, Categorías: Incesto Autor: memito, Fuente: SexoSinTabues

    ... y entreabre la boca. Activo la tercera y última velocidad. Los efectos no se hacen esperar. A los pocos minutos, Maby se pone de rodillas en el sofá, poniendo su trasero en alto y apoyando su cabecita en mi pecho. Hace rotar sus nalgas en diferentes direcciones. Su bata se abre, mostrando su pecho desnudo. La escucho jadear, pero no puedo verle la cara. La beso delicadamente en la nuca, mientras llevo mi mano entre sus piernas. Es una fuente, destilando jugos por sus muslos. El cinturón deja su sexo libre gracias a una abertura de sus cierres. ― ¿Cómo estas, Maby? – le pregunto. ― Si me… si me tocas el coño… exploto – gime. ― Entonces, no te lo tocaré. ― Sergi… – suplica. ― No – soy categórico. – Debes aguantar hasta que te lo diga. ― Si, amor – acepta y noto que me besa en el pecho, encima de la camiseta. Giro la vista hacia mi hermana. Continúa cerrando los ojos a momentos y ahora me aprieta el brazo con más fuerza. Su cuerpo sufre pequeños estertores. ― ¿Y tú, hermanita? ― Me he… corrido ya… tres veces – murmura, sin abrir los ojos. ¡Qué cabrona! ¡Sin tocarse! Pamela debe de tener un trasero muy sensible. No es nada frecuente que una novata como ella, goce tanto de su culito. “¡Ya ves! Los Tamión somos así. ” ― ¿Te vas a correr de nuevo? – le pregunto. ― Pronto… ― Ponte como Maby. Voy a hacer que os corráis a la vez. Pam se arrodilla y alza el trasero. Llevo mis manos bajo sus batas, acariciando la parte interna de sus muslos. ― ¿Preparadas? Asienten, contoneando sus ...
    ... caderas. Les meto un dedo en el coñito. Maby suelta un pequeño gemido. Las rodillas de Pam tiemblan. ― Podéis correros, guarras – les susurro, al mismo tiempo que les meto otro dedo a cada una. Maby apoya sus manos en mi hombro para alzar la cabeza. Su trasero está enloquecido, agitándose espasmódicamente. Mantiene sus labios cerca de mi oreja y escucho el murmullo que sube de su garganta, mientras su coño vierte un largo chorro de lefa, cálida y aromática, sobre mi mano. ― Gracias… me corrooo… gracias… Sergiiii… gracias, amor… Pam es mucho más comedida en su orgasmo – el cuarto, hay que decir –, pero deja caer su mejilla sobre mi regazo, levantando el culo lo más posible, buscando tragarse mis dedos con su coño. No pronuncia palabra alguna, pero mordisquea mi polla sobre la tela del pantalón. Sus pies se tensan y algunos gases se escapan de su ajetreado culito, sin apenas más ruido que una rueda pinchada. Desconecto los controles. De repente, Pam se levanta, con urgencia, el rostro enrojecido. ― Tengo que cagar – murmura, y escapa, a toda prisa, hacia el baño. Maby se ríe y mordisquea mi oreja. ― Eres un cabronazo. Estas guarrerías no las había hecho nunca. ― ¿Y? ― ¡Me encantan, coño! Uuff… ¡Pam! Déjame entrar, que yo también me voy patas abajo – y se levanta, llevando una mano a sus nalgas. Escucho sus risitas ahogadas que llegan desde el cuarto de baño, y me concentro en la tele. Esta noche, sobre las cuatro de la mañana, despierto y activo los consoladores de nuevo. Me doy la ...
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