1. Viuda negra


    Fecha: 28/04/2020, Categorías: Sexo con Maduras Autor: dulces.placeres, Fuente: CuentoRelatos

    -Hola!, hola!, Ariel, me escuchas?
    
    -Si… quien habla… Victor?
    
    -Sí, soy Victor… disculpa lo inoportuno de la llamada
    
    -Qué pasa? que hora es? estaba durmiendo…
    
    -Son las tres de la mañana, pero no podía esperar a darte la mala noticia… me llamó Cacho, para que haga correr la voz, se trata de Maxi, se pegó un tiro en la cabeza… que locura ese muchacho… se voló la tapa de los sesos…
    
    Ariel sintió morirse un poco en ese momento, un frío sepulcral corrió por su espinazo, solo respondió con monosílabos y las palabras de su amigo al otro lado del celular se tornaron confusas.
    
    No pegó un ojo por el resto de la noche, solo un profundo ronquido de su esposa rompía el silencio y la oscuridad del cuarto.
    
    Se levantó sin hacer ruido, fue a la otra habitación, acarició la cabellera rubia de su pequeño hijo, lo abrigó y empezó a cargar las culpas.
    
    No se notó la salida del sol que se escondía detrás de espesas nubes, apenas había aclarado y ya se presagiaba un día del demonio, con una ventisca invernal que lastimaba el rostro.
    
    Hicieron los preparativos, Noelia, su mujer, no podía creer lo que había sucedido, si bien ella no era amiga directa de Maxi, lo cierto es que sentía mucho aprecio por ese muchacho y su esposa, que locura, y los motivos? cuales eran los motivos?
    
    Se arroparon bien, cargaron al pequeño Brian y fueron a la casa de los abuelos, y de ahí, Ariel y su mujer derecho al velorio, Ariel no hablaba mucho, el seguía enredado en sus pensamientos y un peso ...
    ... de culpa asfixiante aprisionaba su pecho.
    
    En el lugar había gente conocida, amigos y también extraños que seguramente jamás volvería a ver, saludaron a sus padres, a sus hermanos, y luego a ella, Oriana, la reciente viuda, a la antigua usanza lucía un luto negro de pollera a las rodillas y una camisa del mismo tono, abrazó primero a su esposa, a Ariel se le iban los ojos en sus curvas, porque sea como sea, Oriana siempre lucía excitante, luego fue su turno, la hizo con discreción, ella lloró en sus brazos unos minutos, unos minutos que parecieron eternos, porque Ariel sentía sus hermosos y turgentes pechos apretarse contra su cuerpo y eso le hacía brotar su masculinidad al extremo, hasta temió sufrir una inoportuna erección en ese momento.
    
    Tuvo que soltarla, había demasiada gente, incluso su esposa estaba pegada a ellos, no era el momento, no era el lugar.
    
    Ariel sintió retorcerse sus tripas, era el funeral de uno de sus mejores y más queridos amigos, y la congoja se chocaba de frente con el embriagante placer que le producía esa mujer…
    
    Todo había comenzado como un estúpido juego, palabras de hombres en reuniones de hombres, cuando todos hablaban entre risas de infidelidades, de putas y de cuernos Maxi solo ensalzaba a Oriana, su preciada mujer, era quien siempre arruinaba las charlas, porque la ponía en un pedestal, por su belleza, o por lo buena que era en la cama, hablando más de lo que debía hablar. No lo hacía en forma consiente, pero era obvio que con sus ...
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