1. Viaje de placer en el Caribe (Cap. IV)


    Fecha: 01/04/2020, Categorías: Incesto Autor: libelula, Fuente: CuentoRelatos

    ... de vuelo mostrando mis piernas, cerré los ojos imaginando al negro se pondría bien arrecho, mirándome como en el barco, imaginaba su enorme verga parada, de vez en cuando abría mis piernas con disimulo hasta dejar ver el tanga para excitarlo más.
    
    Había visto a Darío coger con las mujeres de la casa en varias ocasiones y me había obsesionado con su verga. Era un semental que atendía a las tres sirvientas sin pudor a que pudieran verles. Ellas provocaban la calentura del negro con sus ropas escasas y sus formas provocativas, vestían así debido al calor y por comodidad. Con la verga parada las cogía sin preocuparse de buscar un rincón discreto para mayor intimidad, por lo que presencié más de un apareamiento que me provocaba el deseo de ser una de sus hembras. D Mario era consciente de todo ello, pero no le importaba que sus empleados se desfogaran a su gusto en la forma que quisieran. Tenía conceptos poco estrictos sobre el sexo y le gustaba que todo el mundo diera rienda suelta a su concupiscencia.
    
    Por la tarde volvimos a navegar por la bahía y una vez alejados de la costa, me quedé desnuda con los dos hombres. Observé de nuevo el bulto de Darío y también debió percatarse el doctor, que mandó parar motores y echar el ancla. Liberado así de las tareas el negro, D Mario le indicó podía cogerme, se acercó hasta mí y me erguí para sacarle la verga del pantalón, al bajarlo salió como un resorte, dura, erecta, enorme, con un prepucio reluciente, deseosa de desahogar la ...
    ... calentura que mi desnudez le había provocado. La acaricié y metí en mi boca degustando tan sabroso manjar. Miré a D Mario y vi su cara sonriente disfrutando del espectáculo que le brindaba. A punto de correrse la sacó con brusquedad, se arrodilló y levantándome como una pluma me colocó en posición de perrita, con los antebrazos apoyados en el suelo y mi cabeza en ellos, exponía al negro la visión de mi vulva palpitante y mojada, dispuesta a recibir como una yegua la monta del semental. Sentí como colocaba su prepucio entre los labios vaginales y su embestida que llenó mi vagina con aquella enorme verga sabrosa y necesitada de explotar dentro de mí. Me embestía salvajemente, agarraba mi cintura para atraerme hacía él levantándome del suelo, haciéndomela notar en lo más profundo, el negro estaba muy caliente y soltó un chorro que me inundó. Lo sentía salir en espasmos de su pija y me vine corriéndome en un orgasmo infinito, mi almeja palpitaba al compás de sus espasmos, fue una follada enorme que me hizo acabar rendida tumbada en el suelo sin aliento. Él se vino encima con su gran humanidad sin sacarla y allí permanecimos ligados durante unos segundos. Cuando por fin se puso en pie, D Mario me pidió me acercara hasta él, pasó dos dedos por mi raja llena de esperma, arrastrando abundante semen y me hizo lamerlos, luego me dio una cachetada en la cola diciéndome: "eres una puta deliciosa".
    
    Al día siguiente D Mario planeó una excursión al Salto del Limón, me dijo no podía irme de ...