1. Viaje de placer en el Caribe (Cap. IV)


    Fecha: 01/04/2020, Categorías: Incesto Autor: libelula, Fuente: CuentoRelatos

    Regresó mi marido de su viaje el día previsto, no tardé en contarle había conocido a un señor influyente, D. Mario, que me había invitado a almorzar y ofrecido su amistad y la posibilidad de influir para que los negocios de mi marido en su país pudieran prosperar. Le llamé anunciándole que había hablado con mi marido y que este estaba deseando conocerle. Me dijo fuéramos a verle sin tardanza, nos esperaba a comer al día siguiente, su chófer pasaría a recogernos por el hotel.
    
    Durante la comida la conversación entre los dos denotaba habían congeniado, mi marido le daba cuenta de sus actividades y D Mario le ofrecía su colaboración e influencia. Tenían aficiones en común, como la pesca y el golf, motivo por el que D Mario nos invitó a pasar unos días en su casa de Samaná, donde allí hablarían de negocios con más calma mientras practicaban sus aficiones preferidas. Yo era consciente de que lo que realmente deseaba nuestro anfitrión era mi compañía, pero no sería yo la que le abriera los ojos a mi marido. Le contestó que no quería abusar de su hospitalidad, pero ante la insistencia acabó aceptando la invitación. Al día siguiente pasó a recogernos para ir hasta el aeropuerto desde donde nos trasladaríamos en su avioneta privada.
    
    Nos esperaba Darío, un negro corpulento, de unos 40 años, que nos presentó como el guardés de la finca, se ocupaba de que todo estuviera en perfectas condiciones. Se ocupaban también de la casa, una mujer madura y dos sirvientas veinteañeras. ...
    ... Ocupamos la habitación que nos asignaron, me puse ropa cómoda y salí a dar un paseo por los alrededores de la finca. A escasos metros había una playa recogida a la que por la tarde iría a tomar el sol y a bañarme, de paso avanzaría en la lectura de Cien años de soledad, que tenía abandonada desde hacía días.
    
    Durante la cena D Mario le programó a mi marido la jornada de pesca, le acompañaría Darío que lo llevaría en la embarcación a un lugar con pesca asegurada. Él se disculpó por no encontrase demasiado bien. Cuando llegamos a la habitación para acostarnos, mi marido me hizo sexo con poco entusiasmo y yo ni me corrí.
    
    Al día siguiente se levantó temprano para salir al mar con Darío. Completamente desnuda fui a la habitación de D Mario y me acosté junto a él, abrazada a su cuerpo, me gustaba sentir su temperatura y su piel. Me besó paternalmente y me acarició. Sus manos repasaban mis caderas, nalgas, pechos, llegó a acariciar mi vulva y jugó con mi clítoris que se puso erecto. La vagina recibió sus dedos y el flujo comenzó a manar empapándolos. Yo acariciaba su polla flácida que poco a poco aumentaba de tamaño, aunque sin erección, se puso morcillona y me coloqué encima sintiéndola en mi vulva. Empecé a besarle, recorriendo su cuerpo con mi lengua hasta llegar a su sexo, lamía sus huevos, su falo respondía a mis caricias, invertí mi posición colocando mi vagina a escasos centímetros de su cara, pronto sentí su lengua penetrándome y jugando en su interior. Me estaban dando el ...
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