1. Tarjetas black (Parte 3)


    Fecha: 28/03/2020, Categorías: Sexo en Grupo Autor: Rober XL, Fuente: CuentoRelatos

    ... hablo en “sentido figurado” hablo de que se suba usted a la mesa y se ponga de rodillas en el borde. Hoy me toca a mí comerle algo a usted, señora Villaescusa.
    
    ― Pero… por favor, Roberto. ―rogó Yeimy.
    
    ― Vamos, no tenemos toda la tarde ― y agarrándola del brazo la hizo ponerse en pie.
    
    ― ¡Don Roberto…! ― Sollozó desesperada viendo como ese potente hombre volvía a hacer lo que le apetecía con ella.
    
    ― ¿De verdad quiere marcharse señora Villaescusa? Pues váyase ahora mismo ―le indicó el delegado harto de sus reticencias.
    
    Yeimy se quedó pasmada mirándolo, pero jamás saldría de aquel despacho sin que el Delegado la follase como había fantaseado bajo la ducha justo la noche anterior. Aquella breve vacilación bastó para que el delegado se hiciera con las riendas, las riendas de Yeimy.
    
    ― ¡Vamos! ¡Súbete!... y como te vuelva a oír gimotear… se te va a atragantar eso que tanto te gustó el otro día.
    
    Siempre que le ocurría esto a Róber le venía a la memoria su candorosa prima Caridad. Una maestra de religión que cada año invitaba a Róber al cumpleaños de su hija y que cada año en un momento u otro de la celebración llevaba a Róber al trastero para que le ayudase a subir más cerveza, los regalos para su hija… y de paso comerle la polla a gusto. Curiosamente, esa ingenua tenía una cualidad que la hacía especial para él, su prima Caridad era la única mujer a quien Róber podía penetrar oralmente de forma completa, la única que se tragaba sus 20 gruesos centímetros de ...
    ... polla cada 3 de Agosto. Asimismo, lo más gracioso era que la muy puta culpaba a su marido de su faringitis recriminándole: “Siempre te pasas con el aire acondicionado”… El caso es que Róber gozaba de forma especial follando con verdadero ímpetu a la más remilgada y ñoña de la familia, y es que no había cosa que más cabrease al Delegado que una mujer con ganas de polla comportándose como una chiquilla idiota...
    
    Yeimy le miró con ira pero renegando apretó los puños e intentó colocar la rodilla derecha sobre el despacho de Róber. Sin embargo, su falda era demasiado estrecha por lo que tuvo que sentarse primero sobre el borde para después girarse y subir juntas ambas rodillas.
    
    Roberto, aprovechó para sacar un sobre de plástico de uno de los cajones. Se trataba de un paquetito de toallitas higiénicas, de esas humedecidas. La joven esposa se fijó en como la rígida polla de Róber se dibujaba en la tela de su pantalón. Éste volvió tranquilamente hasta colocarse detrás de Yeimy. Entonces Róber bajo sumamente despacio la cremallera de la entallada falda negra y acaricio su prieto trasero, agarró el dobladillo inferior de la falda y de un enérgico tirón descubrió el suculento culito moreno de la contable.
    
    Róber acarició el sexo de Yeimy unos segundos y después cogió la goma de sus braguitas por sus caderas. Al bajárselas con delicadeza la colombiana notó que su braguita se había pegado a su coñito. Qué vergüenza.
    
    ― Róber, por favor…
    
    El delegado no se lo pensó, ya la había ...
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