1. Sandra y Marta (1). Primera experiencia.


    Fecha: 15/03/2020, Categorías: Lesbianas Autor: roura92, Fuente: SexoSinTabues

    ... de Sandra, furia complicidad de la hotelera, le gustó muchísimo aquel lecho. —Me voy a duchar que vengo algo sudada y sucia del bosque ¿Entras conmigo? Marta asintió con la cabeza mientras la seguía al baño. También era antiguo, con la ducha instalada en una gran bañera de hierro. Se dio cuenta entonces, que no se habían visto desnudas, y aunque ella no era precisamente muy visual en el sexo, tuvo ganas de poder contemplar aquello que hasta el momento solo había imaginado. Se desnudaron las dos simultáneamente, sin ceremonia. Sandra era alta, con un vientre musculoso envidiable, de piel clara y con ligeras marcas apreciables de bikini, los pechos eran pequeños, y cónicos más que hemisféricos. Comparativamente, Marta, era más baja y no se podría decir en absoluto gorda, sino más bien de complexión robusta, ancha de caderas y con los muslos de buen tamaño; los pechos, todavía menos que su amiga, de hecho usaba una copa AA de sujetadores, y esto cuando los llevaba que no era siempre, de todas maneras, cuando se excitaba sexualmente, los pezones se le hinchaban muchísimo, destacando más que si hubieran estado en unas tetas más normales. Su piel era bastante más oscura que la de Sandra, y no presentaba ninguna marca del sol, entre otros motivos porqué su color era natural, no de morena. Tampoco, ninguna de las dos iba depilada, entre su grupo social, y especialmente entre lesbianas, no estaba en absoluto de moda, salvo casos extremos de pilosidad descontrolada, o más allá de ...
    ... recortar los pelos que salieran fuera de un biquini, la opinión de ambas —otra coincidencia— era que la depilación era una imposición machista y, además, algo perversa. Entraron juntas en la bañera, tiraron la cortina, y casi sin darse cuenta, se encontraron enjabonándose la una a la otra, luego frotándose, luego acariciándose y finalmente abrazándose mientras deslizaban sus pieles lubricadas con jabón. En todas las posiciones posibles. Más tarde, con la ducha abierta otra vez, el jabón se fue aclarando, pero siguieron abrazadas hasta que la temperatura del agua —instalación antigua—, empezó a bajar. Cada una por su parte, mientras bajaron a cenar, tenía en la cabeza el tema de los azotes. Sandra, que tenía la experiencia de haberlo probado con chicas muy distintas, porqué quería saber qué es lo que a Marta le gustaría y hasta donde aguantaría. Marta, dudando sobre si la realidad colmaría sus expectativas sobre recibir una azotaina por parte de otra chica, mil veces fantaseara; también, temiendo no comportarse adecuadamente y creando un fracaso en su nueva relación. Pero mientras cenaban, el tema continuó sin salir en la conversación. Apareció en la escalera cuando volvían a la habitación. Con un cierto sonsonete Sandra habló: —¿Ya eres consciente de que pronto vas a tener el culo rojo como un tomate? Marta se estremeció. Sí, ciertamente había tenido horas para pensar en los azotes que iba a recibir, pero curiosamente el tema del enrojecimiento no lo había pensado hasta aquel ...
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