1. Sandra y Marta (1). Primera experiencia.


    Fecha: 15/03/2020, Categorías: Lesbianas Autor: roura92, Fuente: SexoSinTabues

    ... que Marta se apuntó mentalmente: en un momento dado, Sandra le había dado unas cuantas zurras cariñosas, pero relativamente fuertes. Seguro, lo de Abel tenía que ser cierto. Reanudaron el camino, sin ir directamente a su destino, se detuvieron un pequeño pueblo para comer y buscaron un bar en el que servían platos combinados. Allí, mientras comían, Marta sacó a la conversación el tema que hasta aquel momento no había sabido o se había atrevido a tocar; ahora, con la escena del coche en la fuente, Sandra le habían dado pie: —Me ha gustado que me zurraras, lo encuentro muy cariñoso. Larga pausa. Muy larga mientras Sandra miraba fijamente los ojos de Marta como si quisiera preguntarle algo sin voz. —A mí me gusta mucho pegar, de manera amorosa, que se entienda… —Me gustaría mucho probarlo —respondió Marta que no pudo controlar el enrojecimiento de sus mejillas. Sandra, sentada frente a ella, se dio cuenta. —Vamos a hacer lo que tú quieras… Esta noche —y aquí se cortó el tema, ya había quedado bien entendido sin muchas palabras. La zona del volcán estaba muy mojada aunque no llovía desde hacia unas horas. Cuando dejaron el coche, en vez de meterse por el sendero del bosque, entre las ramas empapadas, Sandra se decidió por una pista forestal, cerrada a lo vehículos particulares, que ascendía suavemente hasta la cima dando un rodeo bastante grande. Durante el paseo, le iba comentando los diversos tipos de terreno, desde coladas basálticas a zonas de tefra y otros piroclastos. ...
    ... También los relieves causados por la interacción de la lava del volcán con el agua subterránea de la zona… Marta pensaba que se le parecía mucho: ella también era incapaz de callar cuando se trataban los temas de su carrera. Se agarraron de la mano mientras continuaba el camino ascendente, hasta un punto elevado, cercano a la cima del volcán. La cima destacaba por encima de los árboles y era un mirador magnífico de aquella parte de la comarca. Hicieron muchas fotos, no con el teléfono sino con cámaras réflex, que en esto también coincidían. Bajaron lentamente al coche, mano contra mano, miradas sugerentes y algún beso esporádico, el interés por las piedras había estado substituido por otro más visceral y personal. Marta intentaba no especular mentalmente sobre azotes: tema aplazado hasta la noche. El hotel. La patrona hizo grandes alegrías cuando vio a Sandra. A Marta le dedico una sonrisa, digamos que enigmática, como diciendo: «ya sé que venís a hacer». —Hay poca gente, si queréis ir al segundo piso, estaréis solas… Sandra asintió con la mirada, la señora le dio unas llaves, y las dos chicas tomaron sus mochilas y empezaron a subir. —La cena es a partir de las nueve ¿Supongo que cenaréis aquí? —Sí, sí, hasta ahora —respondió Sandra desde la escalera. La habitación era rústica, en el sentido positivo, con muebles antiguos y cortinas pesadas. La cama de matrimonio, era más grande de lo normal según el criterio de Marta, y también bastante alta. Fuera casualidad, fuera a petición ...
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