1. Jocelyn o Roxana, ambas cogen rico, ambas cogen igual


    Fecha: 13/02/2020, Categorías: Incesto Autor: Tonyzena67, Fuente: CuentoRelatos

    Al iniciar este relato, debatía si comenzarlo de una manera cronológica o para que tenga mejor sentido ir al contrario de las manecillas del reloj. Resulta que en esta época era el gerente regional de ventas para la compañía donde trabajaba y mi amigo inseparable Rivas, también era gerente regional de operaciones internas. Yo tenía alrededor de unos 33 años y Rivas eran una década mayor que yo. Debo decir que mi amigo tenía esa reputación de don Juan, pero en realidad, aunque parecía ser muy coqueto con el sexo opuesto, nunca parecía traspasar esa faceta, o por lo menos nunca supe que lo haya hecho. Al contrario, yo tenia la reputación de ser muy reservado, prudente en la manera que me manejaba, especialmente con las mujeres que trabajaban en la compañía.
    
    Rivas era el que siempre me hablaba de las mujeres de su alrededor, clientes y relaciones de negocios, que en aquellas posiciones en las que funcionábamos ambos, eran la rutina diaria. Aquella vez me comenzó a hablar de Jocelyn, una chica que por la descripción de Rivas, debería tener alrededor de los 26 años, de rostro divino y cuerpo espectacular, del cual Rivas enfatizaba lo monumental de sus hermosos glúteos, pero todo aquello se quedaba en segundo término cuando mi amigo intentaba describir la dicción tan sensual y sugestiva de la manera que esta muchacha se comunicaba. Rivas intentaba describirla diciendo: Parece que esta conllevando un orgasmo cuando te habla. Desde entonces al referirse a Jocelyn la ...
    ... identificaba como “la voz de orgasmo”.
    
    Jocelyn, era la secretaria de la cámara de comercio de la zona y fue en uno de esos eventos en donde nuestra compañía se involucraba que tuve la oportunidad de conocerla. Realmente nunca he dudado de los excelentes gustos de mi amigo Rivas y Jocelyn encajaba cabalmente en la descripción: La muchacha yo la podría describir como de cuerpo llenito, sin darle el adjetivo de gorda. Un rostro de ojos achinados, cejas cortadas en una delgada línea, pestañas graciosamente onduladas, nariz pequeña y puntiaguda, con unos labios gruesos y carnudos que regularmente los tenía pintados de rubí. Obviamente sus glúteos llamaban la atención, especialmente con su vestimenta de oficina bien ceñida a su sensual y agraciado cuerpo. Pero Rivas tenia razón, su voz, la manera de fruncir sus labios cada vez que hablaba tenían ese toque interdental que parecía un coqueteo permanente y que instintivamente, como si se tratase de un esparcimiento de feromonas, hacía producir una erección.
    
    Rivas me la presentó en uno de esos eventos y por alguna razón me pareció conocida y aquella voz también sugestiva de alguna manera se me hizo familiar. Pero en este mundo de los negocios uno conoce a tanta gente que se me hace difícil recordar a cada rostro y nombre que encontramos en el camino. Hicimos una pequeña plática muy trivial, pero de alguna manera intuía que ambos nos caímos bien o por decirlo de alguna manera más ajustada a la intención de mí relato: Nos atrajimos ambos ...
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