1. Las pajas de mi hijo


    Fecha: 12/02/2020, Categorías: Incesto Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    Los días siguientes trascurrieron con normalidad. Mi hijo parecía que se había dado por satisfecho con las dos pajas que le hice y yo estaba conforme... al principio. Al día siguiente mi hijo me hablaba como si nada hubiera pasado. Yo, por la vergüenza y algo de culpabilidad, no quería sacar el tema ni pider nada aunque deseaba volver a pajearle y que volviera a meterme los dedos. Comencé a dejar de usar sujetador en casa y a llevar siempre braguitas o pantaloncitos muy cortos y apretados para marcar mis labios vaginales, pero mi hijo no hacía ninguna referencia a ello, ni tan siquiera me miraba dos veces. Pasaba muy a menudo por su habitación para ver si lo descubría masturbándose pero siempre estaba su puerta abierta y él jugando a la consola o con el móvil. Me duchaba con la puerta abierta para intentar repetir la escena de la última paja pero al final tenía que acabar aliviándome sola.
    
    Después de dos días me di por vencida. Estaba muy triste, mi autoestima se había elevado por las atenciones y los cumplidos de un chico tan joven y ahora estaba por los suelos, había sido tan estúpida como para dejarme usar por mi hijo en un día de calentón. Ya ni siquiera intentaba provocar a mi marido, necesitaba el morbo de la gran polla de mi hijo. Finalmente comprendí que aquella avantura había acabado y comencé a tratar a mi hijo con indiferencia.
    
    Mi marido es camionero y normalmente tiene rutas por Málaga o las ciudades cercanas, pocas veces fuera de Andalucía. Aquel día ...
    ... tenía un trabajo nada menos que hasta Barcelona. Son unos trabajos que le tienen 2 o 3 días fuera de casa pero se pagan muy bien, por lo que los acepta aunque no le gustan mucho. Cuando se marchó, limpié un poco la casa y le dije a Mario que iba a salir con unas amigas y que volvería sobre la una del mediodía. Me miró como quien ve a alguien desagradable, me había puesto un vestidito veraniego azul con flores blancas con un precioso escote y la falda cortita, y apenas levantó la vista del móvil para decirme un "vale, Elena".
    
    Salí de casa furiosa con mi hijo y con los ojos cargados de lágrimas. Me fui donde había quedado con mis amigas y les hablé de mi frustación sexual con mi hijo pero haciéndoles ver que era con mi marido con quien estaba mal.
    
    Un poco más tarde de la una volví a casa. Iba directa hacia mi cuarto para cambiarme de ropa y preparar la comida. Al entrar al salón me quedé impactada.
    
    - ¿¡Pero que coño es esto!?
    
    Una joven morena, desnuda de cintura para arriba levantó la cabeza para mirarme dejando salir la polla de mi hijo de su boca, dejando tras de si un fino hilo de saliva. La joven se tapó unas deliciosas tetas pequeñitas mientras mi hijo cogía su polla y comenzaba a pajearse.
    
    - Perdón, Elena. Creía que volverías esta noche...
    
    El muy cerdo casi parecía inocente. La chica se ponía una camiseta corta y salió corriendo al lado mia mientras murmuraba un "lo siento, señora". Cuando se cerró la puerta de casa, mi hijo empezó a desternillarse de la ...
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