1. Trio en la isla cap 5


    Fecha: 20/01/2020, Categorías: Masturbación Autor: Crystal69, Fuente: SexoSinTabues

    ... Entonces vi una luz provenir por entre los árboles. Claramente podrían ser antorchas o alguna clase de lámpara de alguien. ¡Esa era nuestra salvación! No podía darme el lujo de perder a esa otra persona desconocida, por lo que, agarrando mi ropa, fui a ver de qué se trataba. A medida que me internaba en la selva y me guiaba nada más por la luz de la luna, escuché sonidos. ¡Tum, tum, tum, tum! Eran tambores y flautas interpretando alguna clase de melodía tribal. Me recordó un poco a la película “La Laguna Azu”, así que me guardé detrás de los árboles y me fui acercando a donde había una mayor concentración de luces. Lo que vi, escondida de la vista de todo, me sorprendió. Era una aldea. Casas de madera y paredes de barro. Una gran fogata en el centro. Habían mujeres, hombres, niños y niñas correteando por todos lados. Reían, comían, bailaban. Parecían inofensivos. Pero lo que más me llamó la atención fue que entre ellos, cuya piel de bronce y pintada brillaba por una capa de sudor, había una mujer. Una mujer realmente hermosa, de melena negra y rizada. Debería de tener unos treinta años. Estaba sobre un tronco, riendo y bebiendo agua de coco. Sus indumentarias eran cortísimas, como un vestido de seda adornado con hojas. Tenía una tiara de flores en la cabeza. Junto a ella descansaba una cámara fotográfica. —Una exploradora… —pensé, como esas de las revistas de National Geographic que viaja por el mundo. Entonces unos hombres con taparrabo se acercaron a ella para sacarla a ...
    ... bailar. La mujer, de piernas fuertes, pechos grandes, culo respingón y mirada celestial, sabía interpretar esa danza y le tomó el ritmo rápidamente. La múisica se hizo más veloz. Ella daba vueltas alrededor de la fogata y después los dos hombres se acercaron cada uno por su lado y comenzaron a bailar con ella, a envolverla con sus brazos, a tocarle las nalgas, las piernas, las tetas y la cara. Ella, riendo, se besó con uno de ellos mientras el otro le quitaba el vestido. La mujer quedó desnuda ante la mirada de todos, y no parecía importarle. Luego a la fiesta se unieron tres hombres más. Susurraron algo. Oí la voz de la tipa decirles algo en su idioma y después se fueron los seis a una de las pequeñas cabañas que estaban a un lado de la fiesta. Yo, excitada por esa muestra de seducción, me acerqué para investigar. Estaba oscuro. Nadie me vería. Tampoco la choza tenía ventanas. Allí, al asomarme, vi que la mujer estaba en el suelo, entre los cinco hombres cuyas pijas inmensas erectas estaban a su disposición, y ella, riendo, pasaba la lengua por todas esas grandes cabezas rojas y se reía de gusto y felicidad al sentir esas estructuras calientes. A mí se me mojó la concha de inmediato, y sin poder contenerme, llevé una mano a mi vagina y comencé a frotarme el clítoris con suma lentitud, sintiendo mis dedos resbalar por mis labios humedecidos. La hembra que estaba entre esos machos, una exuberante morena de grandes tetas naturales, pelo ondulado y labios carnosos, abría toda la ...