1. Trio en la isla cap 5


    Fecha: 20/01/2020, Categorías: Masturbación Autor: Crystal69, Fuente: SexoSinTabues

    Pese a todo pronóstico, ya había transcurrido una semana desde nuestra llegada a la isla. La radio seguía sin funcionar, ninguna clase de transporte pasaba cerca de nosotros y la señal de SOS que habíamos puesto en la arena y la inmensa fogata tampoco ayudaban para atraer a cualquier buen hombre que quisiera brindarnos apoyo. Yo ya comenzaba a angustiarme, e incluso Mara, a la que al principio le gustaba la idea de una isla para ella sola, ya decía lo mucho que ansiaba volver a casa. Papá, al ser el hombre, estaba un poco más callado pero tampoco dejaba ver su miedo. De acuerdo al calendario ya era viernes, y me levanté perezosa al medio día aproximadamente. Me miré al espejo y vi que mi piel blanca ahora había adquirido un lindo bronceado, y mis tetas no tenían esas feas líneas dejadas por el bikini, pero mi entrepierna sí. Necesitaba pasarme desnuda, quizá. Salí fuera del bote hacia la playa. Debajo de una palmera estaba Mara, acostada en una hamaca que habíamos traído en la bodega y que habíamos colgado de los troncos. Obviamente la muchacha estaba desnuda, con las piernitas un poco abiertas mientras se bordeaba con los dedos la singular abertura de su vagina. —¿Estás masturbándote? —No… sólo me toco un poco para pasar el rato. ¿Estás bien? Veo que ya no usas el sujetador. —Bueno… ya me acostumbré a que me miren las tetas —sacudí mis bubis. Las niñas estaban en su mejor color y tamaño. Papá no dejaba de verla y siempre traía su polla a reventar debajo de su ropa. Por ...
    ... alguna razón, quizá porque sabía que no era del todo correcto, él no practicaba nudismo como Mara, a quien era raro verla con ropa. —Creo que debemos resignarnos —dijo con voz triste —. Nunca nos encontrarán. —Apenas ha pasado una semana. No puede ser que nos hayamos perdido tanto, ni que estuviéramos en otra dimensión. —Papá, es decir, mi padrastro, dice que hay que ir a explorar el otro lado de la isla, pero no hemos llegado lejos. Me da miedo ¿y a ti? —Un poco… puede haber animales salvajes. Sin embargo estamos bien —me senté en la hamaca sin prestar atención a Mara, que seguía tocándose la vagina distraídamente —. Tenemos el cenote de donde extraemos agua dulce, y también hay una gran dotación de peces, frutas… tenemos gas en el bote, el generador de energía solar que nos da electricidad, ropa limpia, cubiertos, herramientas… si no fuera por el motor y la radio jodidas, creo que ya estaríamos en casa. Lo malo es que ni los celulares tienen señal. —Qué raro —dijo Mara, comprobando los juguitos que tenía en sus dedos y metiéndoselos a la boca distraídamente —, me parece que estamos atrapados en una dimensión extraña. —Has leído mucha ciencia ficción —dije dándole una palmada a su pierna, y fue cuando vi su hermosa vagina bronceada, rodeada de ricos jugos. Tragué saliva. —Ay, perrita, quieres comerme la concha ¿Verdad? —No, claro que no —repliqué sonrojada. —¿Quieres que te la coma a ti? Vamos, Daniela. Desde esa vez no me has dejado probarte y quiero que vuelvas a tener un ...
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