1. El culo de Mariam


    Fecha: 17/01/2020, Categorías: Anal Primera Vez Sexo en Grupo Autor: roleplaylover2, Fuente: xHamster

    ... que me esperara, que iría a mi litera donde si tenía billetes. Este gesto de amabilidad me hizo ganarme su simpatía inicial.Recogí mi dinero de la litera mientras mascullaba en voz baja para mí "¡Joder, qué buena está!", con mi polla aún tiesa como un garrote.Salí fuera y le di el cambio. Ella me regaló una preciosa sonrisa y, tras darme las gracias, se dio media vuelta para pagar su botellín de agua. Aproveché la circunstancia para mirarle impunemente el culo. Los pantalones estaban ajustadísimos, no porque ella se los hubiera comprado así, realmente eran de su talla pero los volúmenes de su cuerpo eran tales que necesariamente la tela se tensaba al límite y la pana desaparecía en las profundidades insondables de la abertura de sus nalgas. De cerca eran aún más grandes y macizas. Se alejó con un involuntario contoneo que me puso aún más cachondo. Me dí cuenta de que quizás no tendría muchas oportunidades de mirarla tan descaradamente, así que permanecí allí comiéndomela con la mirada.Llevaba una camiseta roja. En aquel momento no pude apreciar si llevaba sujetador (¡De qué talla debería ser!), pero sí me dejó estupefacto el tamaño de aquellos melones. ¡Vaya tetas! Eran las más grandes que había visto en vivo. Sin embargo, siendo enomes, no resultaban excesivas. Estaban en ese delicioso punto ideal entre lo muy grande y lo ya excesivo.Ella terminó de pagar y se dirigió a su compartimento. Me miró de soslayo y me sonrió con gratitud. Desapareció en su camarote.Sentí una ...
    ... sensación agridulce. Sabía que me esperaba un verdadero pajón en mi litera, a la salud de aquella guarra, pero sentía una ténue amargura. No quería masturbarme a su salud, quería follarla.Me metí en mi compartimento, que sólo ocupaba yo, eché el cerrojo y me bajé los pantalones hasta los tobillos. Me masturbé voluptuosamente, recordando el culo de la nena que acababa de ver. Enseguida me corrí, derramando espesa y abundante leche caliente. Creí que aquello me calmaría, pero cinco minutos después tenía de nuevo ardientes deseos de follarla."Si no fuera tan tímido...", pensé. Encorajinado por mi propia frustración decidí intentar conocerla. Si no llegaba a nada, al menos me beneficiaría de verla de cerca otra vez y de retener en mi memoria nuevas posturitas de aquel tremendo putón.Salí al pasillo y me acerqué a su camarote. La puerta del suyo estaba entreabierta. Ella estaba sentada en la litera, con los pies descalzos en el suelo.Me miró con simpatía y me invitó a entrar.- Hola...¿qué tal ? ¡Gracias por el cambio¡-me dijo.- De nada- ¿Quieres sentarte ?Por supuesto que quería sentarme. Me senté en la litera de enfrente intentando no fijarme en su cuerpo por el momento.Nos presentamos. Se llamaba Mari Angeles, Mariam. Mariam. Desde entonces ese nombre se convirtió para mí en el símbolo del más ofuscado deseo sexual. Le dije el mío, Antonio. Charlamos brevemente sobre el tren, y a los pocos minutos me dí cuenta de que no sólo Mariam estaba como un tren de mercancías, sino que era ...
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