1. Compartiendo a mi esposa


    Fecha: 16/01/2020, Categorías: Intercambios Autor: robertojrz, Fuente: SexoSinTabues

    ... dura. La cabeza se veía tan hinchada y tensa que parecía que en cualquier momento la piel no soportaría tanta tensión. Diana lanzó un gemido que casi parecía de dolor. Se hincó y sin ninguna reserva se metió mi verga a la boca. Siempre ha disfrutado mamandome pero en ese momento lo hacia con tal desesperación. Sus caderas se movían y con cada movimiento la falda del vestido se iba subiendo más. Yo estiré mi mano para alcanzar sus nalgas. Ella levanto la cadera y puede acceder a su sexo. La ropa interior estaba empapada sin pensarlo un momento la hice a un lado y sentí la cálida, húmeda e hinchada textura de sus labios. Esa panochita ya estaba lista para recibir mi verga, y la humedad que comenzaba a escurrir por sus piernas lo gritaba. Jorge tenia una vista privilegiada que aquel espectáculo. Con Diana levantando las caderas y yo apartando su ropa interior y abriendo los labios de su depilada vagina le dejaba ver a Jorge todo con claridad. Yo ya ni siquiera pensaba en que Jorge lo viera, en realidad yo mismo había comenzado a hacerlo con la intención de que lo viera. Jorge ya había sacado su verga del pantalón y se la jalaba mientras nos veía. Se notaba tan dura e hinchada como la mía. Yo nunca había estado en presencia de un hombre excitado. Claro que he visto pornografía y he visto a compañeros en las regaderas del gimnasio, pero nunca un hombre se había masturbado frente a mi. Diana seguía mamando, haciendo todo lo posible por meterse mi verga hasta el fondo. Gemía como ...
    ... loca. De pronto se detuvo. —¡Cogeme! —Gritó con desesperación. Yo la tomé con brusquedad y le di la vuelta y en un solo movimiento la empalé hasta el fondo. Ella dio un grito de profunda satisfacción. Estaba tan húmeda que de inmediato comencé a sentir como sus jugos escurrían por mis huevos. Diana ya había bajado la parte de arriba de su vestido y se estrujaba las tetas mientras daba brincos sobre mi verga. Jorge ya se había quitado toda la ropa y se seguía jalando su durísima verga. —¿Te gusta? —Preguntó Jorge. —Si—respondió Diana sin poder controlar el volumen de su voz. Yo supuse que se refería a la forma en que la estaba cogiendo. —¿La quieres? —Preguntó Jorge. —¡Siii¡—Gritó Diana. Me hice a un lado para verificar de que iba la conversación. Jorge Tenia su verga en las manos moviéndola de arriba abajo y entonces lo entendí. Jorge le estaba ofreciendo su verga a mi esposa y ella… ¡La quería! Hale a Diana por el cabello acercado su oreja a mi boca y con una voz que desconocí como la mía propia dije: —¿Eso quieres puta? ¿Quieres otra verga? —Siii. Me levanté sin sacarle la verga y la empiné. Ella se recargo con sus manos sobre la mesa de centro y yo comencé a darle fuerte. —Ya oiste a la puta—dije—dale lo que pide. Jorge no lo dudó ni un momento, se puso de pie en un movimiento y se acercó a Diana y ella de inmediato abrió la boca para recibir lo que tanto anhelaba. Yo la tomé de cabello y comencé a guiar su mamada. —¿Eso querías puta? Ella ya no podía hablar, con la boca ...
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