1. Compartiendo a mi esposa


    Fecha: 16/01/2020, Categorías: Intercambios Autor: robertojrz, Fuente: SexoSinTabues

    ... entrepierna para acomodar mi verga que ya estaba erecta y comenzaba a molestarme a la presión con mi ropa. —Que buena se sigue poniendo Diana—. Dijo Jorge con un tono de voz malicioso. Desde luego que estoy acostumbrado a escuchar los piropos que mi esposa provoca, pero las palabras y el tono con que lo dijo Jorge estoy seguro que en otro momento me hubieran hecho molestar pero por alguna razón solo atiné a voltear a ver a Jorge mientras me mordía los labios. Jorge, que estaba en el sillón opuesto al mío también tenia su mano en su entrepierna y una erección era bastante evidente. De pronto comenzó a sonar la música. Era muisca instrumental, una selección que específicamente Diana elegía cuando buscaba un ambiente sensual. La vi caminar de regreso, contoneándose al ritmo de la música. —De pronto me dieron ganas de escuchar este disco—. Dijo ella con una voz suave mientras se sentaba muy cerca de mí y cruzaba la pierna dejando al descubierto sus muslos duros y tersos. —Le decía a Mario que te ves muy bien, Diana. —Específicamente dijo que te sigues poniendo muy buena mi amor—Dije yo poniendo mi mano en la pierna de Diana. —¿Eso dijiste, Jorge?— Preguntó ella con una nota de falsa sorpresa. —Si lo tengo que volver a repetir—habló Jorge— entonces agregaré que hoy te ves como para comerte a besos. El descaro de Jorge no me pasaba desapercibido pero por mas que trataba de mostrarme molesto más excitado me sentía. —¿Tu que dices mi amo? —Me preguntó Diana acercado su cara a la ...
    ... mía—¿Crees que si estoy como para comerme a besos? Yo ni siquiera pude responder. Como un loco me abalancé a sus labios y comencé a besarla con desenfrenada pasión. Mi verga palpitaba dentro de mi pantalón. Me dolía de lo hinchada que la tenía. Un dejo de claridad en mi mente me hacía preguntarme que estaba haciendo, ahí estaba Jorge, separados de nosotros solo por la mesa de centro. Por su parte Diana correspondió a mi arrebato pasional de igual o mejor manera. Sentía su lengua explorando mi boca y luego poso su mano sobre mi verga erecta y con total descaro y un largo suspiro dijo: —Mmmm… que rica. La tienes muy dura. No fue un susurro, lo dijo a plena voz, Jorge debió oírla, pensé. Y en ese momento volteé a verlo. Jorge seguía sentado pero si antes solo tenía su mano sobre su entre pierna, ahora se sobaba su erección sin vergüenza alguna. —Mamasela, Diana—le dijo Jorge como si el tuviera autoridad para dar cualquier orden y mucho menos una de este tipo. Sin embargo a Diana parecía importarle poco que la orden viniera de un amigo muto que solo había sido invitado a cenar a nuestra casa. Sin poner objeción alguna sus manos fueron directamente al cinturón de mi pantalón y comenzó a desabrocharlo. Yo pensé en resistirme pero no pude hacerlo y en cuanto sentí la mano de diana alrededor de mi hinchado miembro perdí uso de la razón. Con algo de esfuerzo Diana logró liberar mi vega del ajustado espacio. No creo recordar otra ocasión en que mi verga me hubiera parecido mas gruesa y ...
«1234...»