1. Compartiendo a mi esposa


    Fecha: 16/01/2020, Categorías: Intercambios Autor: robertojrz, Fuente: SexoSinTabues

    Conocí a mi esposa en la Universidad y antes de terminar la carrera ya nos habíamos casado. Llevamos una relación muy buena y sexualmente ni se diga. Tanto ella como yo tenemos 28 años y llevamos 9 de casados. Hemos decidido no tener hijos hasta después de los 30 años, ya que disfrutamos mucho de nuestra vida en pareja y queremos seguir haciéndolo un poco más. Durante nuestros tiempos de universidad teníamos un grupo de amigos que en los que éramos tres parejas. De estas tres parejas solo Diana y yo nos casamos y podo a poco fuimos perdiendo contacto con el resto del grupo. Únicamente continuamos frecuentando a Jorge quien era mayormente mi amigo aun que se llevaba muy bien también con mi esposa. Por cuestiones laborales Jorge cambio de ciudad y teníamos más de 3 años de no verlo, pero un par de semanas atrás nos avisó que regresaría a la ciudad por unos días y le gustaría vernos. Desde luego que accedimos, sería fabuloso recordar viejos tiempos. Diana y yo pensamos que sería bueno venos en algún bar pero Jorge propuso que fuera en nuestra casa, para estar mas a gusto, dijo, y platicar con mas calma. A Diana y a mi nos pareció buena idea. El día llegó. Eran pasadas las 7 de la tarde cuando Jorge tocó la puerta. Lo recibimos efusivamente, de pronto era como si aquellos tres años no hubieran pasado. Jorge trajo una botella de vino que era muy reconocido en la ciudad en la que ahora vivía y dijo que sería perfecta para beberla mientras platicábamos después de la cena. La ...
    ... cena trascurrió de manera amena. A Jorge le estaba yendo muy bien en su trabajo, seguía soltero pero aseguraba que era por mera decisión personal. Amaba su soltería y el disponer por completo de su tiempo. Después de finalizar la cena nos fuimos a la sala. Diana fue por la botella de vino que había dejado enfriando y unas copas. —Por los buenos amigos y los gratos recuerdos—brindó Jorge con teatral solemnidad. La noche estaba trascurriendo a prisa, ya pasaban de las 11 y la botella de vino estaba llegando a su fin. Poco a poco comencé a sentir mas calor de lo normal, por un momento pensé que estaba dándome un ataque de fiebre. Sentía la cara caliente y me di cuenta que Diana se abanicaba con una revista. Por su parte Jorge se notaba también extraño, aunque no tanto como nosotros. Supuse que se nos estaba subiendo el vino y como Jorge había bebido menos su estado de ebriedad era menor. Diana se levantó del sillón para poner música y al verla sentí una repentina oleada de excitación. Se veía esplendida en ese entallado vestido negro. Ya la había visto con ese vestido pero en ese momento fue como si nunca lo hubiera visto. Note el escote de la espalda como una incitante invitación a acercarme y besar el surco que formaba su espina dorsal. Por su parte Diana se movía con tanta sensualidad que sus caderas bailaban anticipadas a la música que iba a poner. Yo estaba perdido en esta contemplación, olvidadme completamente de la presencia de Jorge. Sin pensarlo me llevé la mano a la ...
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