1. Visitas a mi vecino - (el tío Enrique)


    Fecha: 14/01/2020, Categorías: Gays Autor: dont343, Fuente: CuentoRelatos

    ... comer, abu?… hoy tenemos un invitado.
    
    Afortunadamente, mi abuelo, que es mi cómplice en todo, me siguió el rollo con Chencho. Y nos dio de comer como él sabe hacerlo. Una tortilla de patatas (que tenía hecha), bacalao con tomate y una buena ensalada.
    
    Luego, entramos en mi habitación... y tuve que explicarle, un poco por encima, a Chencho, de que iba el rollo.
    
    Tuvimos que ver que nos poníamos y, por supuesto, asearnos a fondo.
    
    Parece que mi amigo no estaba muy convencido, pero yo le dije que quería conocer a los amigos de Mario.
    
    Nos estuvimos probando ropa hasta que, por fin, decidimos nuestros atuendos.
    
    Nos enfundamos unos dockers; yo azul marino y él negros, yo una camisa blanca y él negra, y una chaqueta negra yo y el también... los pinkies y nuestras Adidas... y punto. Nos pareció aceptable.
    
    Mi abuelo se hizo el tonto cuando nos vio salir: se le notó mucho… y nos dio saludos para las féminas.
    
    Pero en cuanto cerró la puerta, subimos el piso que habíamos bajado en el ascensor; y, con mucho sigilo llamamos a la puerta de la casa de enfrente.
    
    —¡Ay, Dios mio!, Dieguito. No sabes cómo me alegro de que hayas venido hoy… ¿y este chico tan guapo, quién es? dijo Mario
    
    -¡Chsss! ten cuidado, porfa; que no quiero que nos oiga mi abuelo. Venimos a la fiesta. ¿Nos invitas?
    
    —Pero. ¡por supuesto, mi niño! Tu siempre eres bienvenido a mi casa, ya lo sabes...
    
    En el hall de entrada le presenté a Chencho; que también le gustó... y luego, nos hizo pasar ...
    ... al salón.
    
    Al entrar, vimos en un rincón, junto a la puerta de la terraza, a un grupo de tres personas, todos hombres de, al menos, cincuenta años, diría yo; pero de muy buena planta, como diría mi abuelo. Todos con su copa en la mano y charlando animadamente y en el tresillo, dos amigos de Mario, que había visto en alguna ocasión, pero que no conocía, cogían unos canapés de la bandeja que les pasaba un chaval como nosotros, más o menos, o quizás un poco mayor; vestido con pantalón negro y chaqueta blanca, guapísimo. Un negrazo guapísimo.
    
    —¿Has visto? Me dijo Chencho
    
    —Es guapo, el cabrón ¿verdad?
    
    —¡Ya te digo!…
    
    Y nos acercamos a coger algo
    
    El chaval nos vio y sonriendo nos acercó la bandeja para que cogiéramos un canapé...
    
    …y, de repente, sentí una mano que me tocaba en el hombro y una voz muy cálida que me decía: Si queréis una copa, las están preparando en la cocina. ¡Venid conmigo!
    
    —Tu eres Dieguito ¿verdad?
    
    —Si, señor
    
    —Ya me ha dicho mi sobrino que eres muy divertido. Te quiere mucho ¿sabes?
    
    —Si, señor
    
    —¿Y Ud.?, le dijo a Chencho
    
    —Yo soy amigo y compañero de Diego en el equipo de fútbol, señor
    
    —Ah, ¡qué bien! Eres muy guapo ¡eh!...
    
    Entrando en la cocina, salía Mario con una bandeja llena de cócteles y
    
    —¡Vaya!, parece que ya se conocen ¿no?
    
    —Bueno, la verdad es que no me he presentado ¡eh!... pero si, ya sé que son Dieguito y su amigo Chencho…
    
    —Es mi tío Enrique. El que cumple…
    
    —¡Felicidades, señor!, dijimos al ...