1. La puta del barrio


    Fecha: 16/09/2017, Categorías: Primera Vez Autor: Barquidas, Fuente: CuentoRelatos

    ... deseo
    
    La mano se adentró entre sus piernas. Jamás había estado tan mojada como en ese momento. Cuando los dedos de su amado recorrieron la entrada a su cuevita, estalló. Un poderoso orgasmo explotó en todo su cuerpo, haciéndola perder durante unos segundos la respiración. La siguió besando, acariciando. A los pocos minutos, la llevó a un segundo y más intenso orgasmo, que hizo que su espalda se levantara de la cama y todos y cada uno de los músculos de su cuerpo se pusieron tensos.
    
    —Aggggggg...Aggggggggg
    
    ¿Había hombres así, que no buscaban sólo su propio placer sino, principalmente, el de ella? ¿Hombres que la trataban con tal dulzura, con tanto amor? Sí, sí que existían. No todos eran como su padre, como Raúl y todos los demás. Había hombres buenos, maravillosos. Y ella amaba a uno de esos hombres, y ese hombre la amaba a ella, sin importarle lo que era, lo que de siempre había sido.
    
    —Luis...mi amor...házmelo....hazme el amor...hazme tuya... Tuya para siempre.
    
    —¡Dios bendito, Sonsoles!... ¡Y cómo te deseo…cómo te amo, mi vida, mi amor…mi bien! ¡Qué bella, qué linda, eres!... No… No me lo creo… Que toda esta dicha sea real…una realidad y no un sueño.
    
    Luis se terminó de desnudar y se colocó entre sus piernas. Sonsoles sintió la placentera invasión y se rindió a ella. Lo rodeó con sus brazos, con sus piernas, atrayéndolo hacia sí misma.
    
    Cuan distinto era sentirse invadida, llena, por el hombre amado…el hombre que la ama a una… Deseándole porque se le ama ...
    ... y el amor humano, el amor de pareja, reclama su cénit, su más alta cima, en el amor físico, el sexo entre la pareja, propiciado por el amor que se tienen. El amor humano trascendido en sexo; el simple sexo, sublimado en infinito amor
    
    Sonsoles era atea; no creía en Dios, ni en la Vida Eterna, con el Paraíso, el Cielo de Dios, pero en esos momentos de intensa dicha, de supremo placer, pensó que, si todas esas cosas en que los creyentes creen, fueran ciertas, si ese Dios realmente existiera, con su Paraíso, ella acababa de entrar, acceder a ese Cielo Divino, porque tal dicha, tan perfecta felicidad como sentía entonces, sólo en un Paraíso Celestial podía darse
    
    Se besaron con dulce ternura, pero también con exaltada pasión, al tiempo que Luis empezaba a moverse, a entrar y salir de ella. Sonsoles llevó sus manos al cuello de Luis y lo acarició. No pudo mantener los ojos abiertos. El placer era demasiado intenso.
    
    —Te amo, Sonsoles… ¡Dios mío, y cómo te amo!... Te amo…y te deseo… Porque te estoy amando, cielo mío, vida mía…te estoy amando con mi cuerpo, cariño de mi alma…vida de mi vida
    
    —Lo sé; lo sé, Luis, amor mío… Lo noto; sí, cariño mío…razón de mi vivir…de mi felicidad, lo noto… Físicamente lo noto… Noto como tu po…tu miembro viril, lo deposita; deposita tu amor en lo más genuinamente femenino de mí, llenándolo de gozo, de inmenso goce… Y esa mi feminidad, lo transmite por todo mi cuerpo, todo mi ser de mujer, llenándolo de esa misma excelsa, dulce, dicha… Y así, ...
«12...202122...»