1. Por infiel, inicié a mi esposa en la prostit. (10)


    Fecha: 21/12/2019, Categorías: Confesiones Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... solos, Andrea se mostraba radiante, parecía estar disfrutando, pero parece que le faltaba algo, pues dijo: “mi amor, dame esa pastilla que me hablaste”. Luego de tomarse la yumbina, el negro volvió muy eufórico. “viene encocado, pensé”
    
    Estando los dos entonados, las caricias del negro se hicieron más atrevidas, pero como la falda de Andrea parecía ser muy larga, el negro se enfadó diciendo:
    
    - Mira mamita bella, ¿si ves a todas mis putas? Todas ellas están con poca ropa. Aquí a nadie permito que vista como tú, vamos, sácate ahora mismo esa falda. Andrea, arrecha como estaba a causa del efecto de la yumbina, se sacó la falda, quedando en ese pequeño cachetero negro, que exponía sus explosivas curvas. Pambelé estaba anonadado contemplado sus espléndidas piernas, y deseando ver más le dijo: “sácate esa blusa roja”. Andrea dudó un instante, recordando que sus tetas iban a quedar expuestas, pero luego, de manera decidida se sacó la blusa, mostrando la impúdica desnudez de sus blancos, grandes y hermosos pechos. Ante esta espléndida contemplación, el negro se entusiasmó, se levantó, levantó a Andrea, y tomándola de la mano se la llevó.
    
    - Ante mi sorpresa, él tomó un micrófono anunciando la presencia de una amiga de Guayaquil a quien quería presentar. Luego, en un vértigo que aún no podía yo entender, Hiso salir a Andrea, y después de presentarla como la nueva puta de su burdel, le pidió que haga un paseo por la pasarela. Andrea, con la majestuosidad de la más ardiente y ...
    ... arrecha de las putas, se paseó sonriente de una manera tan provocativa, que arrancó gritos y aplausos de todos los que la admiraban. Vestida con ese diminuto cachetero, y ese corsé tan salvajemente sensual, mostrando sus ampulosas formas, las grandes curvas de sus piernas, y los espléndidos senos que brotaban de manera de manera tan incitante y quemante, la hacía ver impúdica, y ardientemente indecente. Estaba putísima, y se notaba que el efecto de la yumbina había elevado tan grandemente su excitación, que parecía querer verga gritos.
    
    Y así fue, porque de inmediato el negro la acercó a la mesa, y mirándome con fijeza me dijo: “Yo soy un hombre experto en esto, dime la verdad, tu no eres su cabrón, ella es tu esposa” Yo, muy tranquilo le respondí “así es, aquí no hay misterios” Bien, me dijo, tu mujer ahora es mi puta, y va ahora mismo a hacerla mía. Espéranos, que ya regresamos. Yo, que no podía de ningún modo perderme ese espectáculo le respondí: “De ninguna manera, quiero ver como la culeas “ El gigante negro sonrió y dijo: “como quieras”, y tomando de la cintura a Andrea le dijo: “Vamos puta rica, te voy a hacer comer una grande y deliciosa salchicha”. Andrea se arrimó a el y le dijo con coquetería: “si papito, que rico, para eso vine a conocerte”.
    
    En la habitación interior de Pambelé, y luego de tomarnos unos tragos, se dio inicio a la posesión sexual más poderosa hecha por hombre alguno, de la mujer más bella, excitada, y excitante de todas: Mi hermosa y sensual ...