1. SOY PUTA XII: La última vez cerca de Juan


    Fecha: 18/12/2019, Categorías: Confesiones Autor: ekaitza, Fuente: RelatosEróticos

    Mi último relato (La Oscuridad) era un enlace en el cual resumía en qué consistieron los últimos seis años de mi vida antes de mudarme a la ciudad donde ahora resido. Fueron seis años en los que Juan acumulaba deudas por culpa de su adicción a las drogas y a su mala gestión en todos los negocios, legales e ilegales, que tenía. Sus acreedores no se andaban con tonterías y además de las palizas que le propinaban, me utilizaban a mí como moneda de cambio para aplazar los pagos… pagos que por otra parte, nunca se hacían. Tenía pensado hacer más relatos dentro de la saga, pero he decidido cortar por lo sano y contar mi último día viviendo con Juan.
    
    Era mediodía, y yo ya casi había terminado de hacer la maleta en la habitación que había compartido con Juan hasta la noche anterior. Juan estaba en el salón, cómo no, sin hacer nada, en otro mundo. Cuando más activo estaba, se encontraba hablando por teléfono y las palabras que se le oía pronunciar eran algo así como “necesito más tiempo, te pagaré”, “ya casi he reunido todo, te lo juro”… y cómo no, siempre era mentira. Estaba acabado, acabadísimo.
    
    Yo llevaba unos cuantos meses ya trabajando todos los días en uno de los “pisos francos” que tenía una de las bandas a las que Juan debía dinero. Tenía que estar muchas horas en el piso, y no me pagaban mucho, pero sí lo suficiente para sobrevivir: así conseguían tenerme vigilada. Pero yo ya estaba cansada de sobrevivir tan al límite de la miseria. La casa estaba hecha un asco, pues ...
    ... trabajando tantas horas al día no podía ocuparme yo sola de la casa, y Juan era poco más que un zombie… un zombie muy sucio, por cierto. Yo no estaba del todo mal, pero era una vida tan decadente y me daba tanta impotencia tener que cargar con sus vicios y sus deudas, que veía el futuro demasiado negro. La decisión ya estaba tomada desde hacía tiempo, y no había vuelta atrás: el dinero que los matones conseguían a mi costa, lo podía conseguir yo por mi cuenta, así que ya que era puta, lo sería para mí misma y no para otros. Ya tenía un contacto para el alquiler de un piso en una de las ciudades más grandes de España, cogí dinero que había estado defraudando a los mafiosos (en realidad ese dinero era mío), y aprovechando que sabía que ese día no irían a buscarme, me largué. No me llevé toda mi ropa, fui con una maleta pequeña con lo necesario y con equipaje para aguantar unos días antes de comprarme más ropa en mi lugar de destino. Al ser verano, no necesitaba prendas que ocupasen demasiado. Así, cuando vinieran los mafiosos al día siguiente, no sabrían que me he ido para siempre, tardarían más en empezar a buscarme y sería más fácil poner tierra de por medio y que me perdieran el rastro. Puesto llevaba, a parte de la ropa interior, un top blanco, unos pantalones vaqueros muy cortos y unas sandalias de tacón. Cuando iba a salir por la puerta, Juan me preguntó a dónde iba, y le dije que subiría más tarde. Le devolví todas sus mentiras con una sola, una sola mentira que quizá lo ...
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