1. La dulce Julia, buena esposa y madre


    Fecha: 13/12/2019, Categorías: Lesbianas Autor: Gab, Fuente: CuentoRelatos

    ... sería la reacción de Julia al verme. No sabía si me odiaba, o no quería verme, o si no quería saber nada de mí. Entendía que fui cosa de una noche, y no esperaba nada más, pero ni un simple mensaje en tres meses... eso me dolió.
    
    Luis y Julia llegarían algo más tarde, ya que tenían que esperar a que llegase la niñera. Estaba conversando en un grupo cuando les vi entrar. Julia estaba radiante. Llevaba un vestido que quedaba justo por encima de las rodillas, ajustándose ligeramente en la cadera. Quería volver a verla desnuda, sentir sus tetas contra mí, besar sus labios, correrme dentro otra vez, correrme en su boca, su cara, sus tetas, su culo. Mi mente echaba fuego.
    
    Se acercaron a nosotros para saludar. Mi corazón latía rápidamente. Julia fue dando dos besos uno por uno, sonriendo. Cuando llegó mi turno, hizo lo mismo, y pasó al siguiente. No me hizo ningún caso especial. Tras unos minutos, no aguanté más y me fui a hablar con otra gente.
    
    La cabra tira al monte, y primero fui a hablar con Cindy, la explosiva asistente del director financiero en Londres. Tras un rato, me aburrí, y pasé a hablar con Miriam, la chica guapa de contabilidad. Además desde aquí podía observar de reojo a Julia, que estaba detrás de Miriam, de perfil con el grupo.
    
    Mientras hablaba con Miriam, me percaté de que Julia me echaba miradas furtivas. Quizá no pasaba tanto de mi como quería hacerme ver, y tenía algo de celos al verme hablar con otras. A la cuarta que me percaté, giré la ...
    ... cabeza y me encontré con su mirada. No la retiró, y me dedicó una bonita sonrisa. Miriam seguía hablando, pero yo solo tenía atención para Julia. Interrumpí a Miriam diciéndole que necesitaba pedir una bebida. Miré a Julia y me entendió. 5 segundos después de llegar a la barra, Julia apareció a mi lado. Pedimos una bebida, y empezamos a hablar mientras esperábamos. Que tal iban las cosas, cómo iba el trabajo, planes que tenían de vacaciones, ese tipo de cosas.
    
    Como Luis había dicho, parece que todo iba muy bien con ella y su familia. Luego me preguntó cómo me iba a mí, y si ya había conocido a alguien después de cortar con Lilly. No mencionó en ningún momento nuestro secreto. Le dije que salía y conocía chicas, pero no encontraba nada que pudiese durar tiempo. Lo que me contestó con una preciosa sonrisa me dejó con las manos temblorosas: no te creo, un tío como tú tendría a la chica que quisiera. Si además les contase lo que sabes hacer, se pondrían todas en fila india para conocerte.
    
    Ni me odiaba ni me había olvidado... Un sentimiento de alegría me inundó por dentro. Sin pensar, dije mirándola a los ojos:
    
    -solo hay una chica a la que quiero, y ella a mí no, así que no es verdad que podría tener a la que quisiera.
    
    El camarero nos puso en ese momento las bebidas, estropeando el momento.
    
    Julia bajó su mirada al suelo. Un momento después volvió a levantar la cabeza, y mirándome con los ojos llorosos, con una medio sonrisa, dijo con su precioso acento:
    
    -adiós, ...