1. EL SECUESTRO DE CAROLINA I


    Fecha: 08/12/2019, Categorías: Dominación / BDSM Autor: eroticteller, Fuente: SexoSinTabues

    ... subido algo la camiseta que llevaba y podía ver su ombligo. Su tripita era lisa, no se le apreciaba ningún gramo de grasa. Ahora era suya. Igual que aquellas ranas a las que torturaba de pequeño y que no podían huir. Podría hacer con ella lo que deseara, sin importarle nada, no como aquellas putas que ponían límites a sus instintos. Esta niña no iba a poder negarse a nada de lo que él quisiera. Ella era su presa. Al cabo de unos cuantos kilómetros más, detuvo el coche en una de esas zonas de descanso que había en las autovías. Seguía lloviendo y el lugar estaba completamente vacío. Pasó al asiento trasero del coche. Iba a tener paciencia, pero quería hacer algo antes de continuar. Abrió la mochila de la cría para ver qué había dentro: libros de 2º de la ESO, un estuche, unos cuadernos y una agenda. La abrió y vio una letra muy bonita y trabajada: caligrafía de niña, con dibujos de corazones aquí y allá. En la primera página leyó los datos de la propietaria: supo su nombre, su edad, su teléfono…. Le daba igual porque, aunque no hubiera estado escrito allí, él se enteraría absolutamente de todo. Guardó el material del colegio y abrió la otra bolsa. Como suponía allí estaba la otra ropa: la falda, el polo blanco y el jersey. En el fondo había también unas bragas, bien dobladas. Unas bragas blancas, con unos topitos azules. Las cogió y las olió. Sólo olían a limpio. ...
    ... Se excitó pensando que esas bragas tocaban el coño y el culo de la chica que tenía a su lado, y se preguntó qué ropa interior llevaría puesta esa zorra. Seguramente ya no estaba tan limpia como esas bragas que tenía en la mano; quizá se le había escapado pis por el susto de todo lo vivido; sus bragas estarían manchadas y olerían a suciedad, olerían a miedo. Se contuvo y las volvió a meter en la bolsa. Por último miró en un bolsillo lateral. Junto a un frasquito de colonia y desodorante, encontró una compresa. ¡Diosss! Así que la pequeña puta está ya con la regla; sí, con su edad es normal que le haya bajado. Le excitó la idea de poder preñarla y, sobre todo, le excitó la imagen de la sangre saliendo de dentro de su cuerpo, de la sangre resbalando por sus muslos y manchando su vulva. La polla le reventaba pero, aun así, se resistió. La hubiera follado allí mismo, mientras estaba inconsciente; le habría roto el coño y el culo para ver cómo esa sangre de su imaginación se convertía en sangre real, pero no lo hizo. Quería llegar a la tranquilidad de su casa para todo eso pero, al menos, se permitió algo. Puso la mano por encima del pantalón de la niña, encima de su pubis, de su monte, y apretó con la palma: lo notó duro, tan duro como estaba su polla, y la restregó por encima, y subió la mano hasta acariciar ese vientre plano y suave, y tocar el ombligo. No hizo más. 
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