1. Una juventud madura (V): Ojos que solo ven lo que el corazón siente


    Fecha: 05/12/2019, Categorías: Confesiones Autor: jtvalverde, Fuente: CuentoRelatos

    ... entiendes- le pregunté de forma picarona.
    
    -Eso sí que no te incumbe chaval- me contestó poniéndome la mano sobre la cabeza y despeinándome.
    
    Qué incertidumbre, tenía las ansias de saber más de él, si le gustaban los chicos como a mí, si lo había hecho y en el caso afirmativo cómo había sido. Pero todos esos pensamientos se vieron rotos por la voz que indicaba que íbamos a despegar. Tras una larga hora, para mí el tiempo no había pasado.
    
    Despegamos y una vez apagada la señal de los cinturones, Max me llamó la atención diciéndome que se veían los molinos aerogeneradores y que, si los quería ver, a lo que yo asentí apresuradamente. Me invitó a sentarme sobre sus piernas apoyado sobre su torso y sin pensarlo siquiera me subí sobre él. Admirábamos las vistas juntos por la pequeña ventanilla, pero eso era lo de menos, pensar que tenía mis nalgas apoyadas donde él tenía su pene dormido me producía una enorme excitación. Por mi cabeza pasaban un montón de ideas, entre ellas intentar despertar a esa fiera que me imaginaba enorme bajo sus pantalones. Empecé a mover el trasero disimuladamente de vez en cuando presionando más la zona esa con mis nalgas y cambiando de posición; y aunque al principio no pasó nada, poco a poco se iba endureciendo. Era como suponía bastante grande y yo de cada vez estaba más caliente, así que seguí con mi misión hasta que Max al ver que se estaba endureciendo sin querer, me quitó de sobre él disimuladamente intentando esconder esa excitación ...
    ... momentánea con una revista.
    
    No podía más, tenía que ir al baño, esperé a que me bajase lo suficiente la excitación para ir sin levantar sospechas, y una vez allí empecé a quitarme la ropa hasta quedarme desnudo al completo, bajé la tapa del retrete y me senté en él, cerré los ojos y empecé a imaginarme a Max desnudo, con sus abdominales y sus pectorales marcados, con sus ojos azules y su pelo rubio, con esa cara que me había enamorado y con un estupendo y hermoso pene duro que me apuntaba hacia mí. También me imaginaba sentado sobre él como minutos antes había estado, pero esta vez sin ropajes de por medio, piel con piel. Empecé a coger mi pene, intentando no perder la imagen que mi mente había creado de Max y yo, y empecé a mover de arriba abajo simulando que mis manos eran las de él. Luego continué a una mano y después de chupar durante unos segundos los dedos me decidí a introducir primero uno y luego otro en el ano. No podía gemir ni chillar, pero mi excitación era tal que casi me salió inconscientemente uno. Pasó unos cinco minutos hasta que me corrí en el suelo. Estuve unos minutos más limpiándome y volviéndome a vestir, no tenía que dejar ninguna pista que pudiera dar a conocer lo que había sucedido en el baño.
    
    Al volver, Max me dijo que había tardado mucho, a ver si me encontraba bien. Asentí diciendo que era lento haciendo mis cosas, que no me gustaba correr en ese sentido.
    
    Max no tardó mucho en volver a hablar. Esta vez quiso contestar a la pregunta que antes le ...