1. La granja: ¿premio o castigo? Patricia y Erick se confiesan


    Fecha: 13/11/2019, Categorías: Sexo Oral Autor: Crom, Fuente: CuentoRelatos

    ... una cama improvisada de paja que había preparado, nos dejamos caer y seguía devorándome la boca, nos separamos un momento, se despojó de toda su ropa y yo de la mía, nos teníamos desnudos los dos, con la atenta mirada de los 3 caballos que habitaban el granero.
    
    Ese macho se puso de rodillas y yo me posicione para chupársela, tenía la pinga al rojo vivo, estaba dura y latía con venas gruesas alrededor, anoche no la vi bien pero ahora la tenía perfectamente frente a mí, saboree el líquido pre seminal que salía por la uretra, empecé por mordiscos suaves en el glande, mi tío gemía del placer.
    
    Mientras se la iba tragando poco a poco, mi tío con su dedo ensalivado jugaba en mi ano, hacia círculos aunque un poco inflamado podía recibirlo, disfrutaba tanto chupar una verga así de grande y más aun así de peluda mientras juegan con mi ano, yo me atragantaba con semejante nabo y babas resbalaban por sus huevos y caía por sus gordas piernas, mis ojos lloraban y no me la sacaba hasta sofocarme.
    
    Quiero chuparte el anito mi amor – me dijo –
    
    Ni bien dijo eso me di la vuelta mirando para la pared del cobertizo y acto seguido hundió su cara, primero lo olía para reconocer su aroma, luego lo besaba y le pasaba la lengua, mordía cada centímetro de mis glúteos y yo gritaba del placer, esta vez sí nos dábamos el lujo de emitir sonidos pues estábamos alejados de los demás.
    
    Lo estoy haciendo bien bebe – dijo mi tío con la cara hundida en mi nalgas.
    
    Mmfff Sssii amor agghhh – ...
    ... gemía mientras el tío me daba placer, atrás.
    
    Dio la última mordida a mi ano, le puso un poco de saliva, y empezó a hundir lentamente su miembro, el calor que sentía ayudaba que el placer sea elevado por mil veces mientras mi macho me metía la pinga, una vez la hubo metido toda, empezó el vaivén de caderas yo empecé a gritar y el también.
    
    Me la sacaba toda y la metía de golpe, y yo aguantando todo, ¿qué más podía pedir?, con una mano me masturbaba frenéticamente, y el no paraba, seguía en lo suyo y me encantaba, que bueno que me dieron este castigo pensé, ahora confirme que fue un premio en realidad, se me vencieron las piernas y yo caí en la cama de paja y mi tío seguía culeandome.
    
    Así como estábamos yo tumbado boca abajo y el en mí encima, mientras Al me daba duro con toda el alma, me decía:
    
    De ahora en adelante mientras estemos en la cama yo soy tu macho y tú eres mi hembra – decía hablando fuerte y rudo – si mi amor – termino cariñosamente.
    
    Si amor – tu eres mi macho yo seré tu hembra – decía yo sumisamente aunque no era afeminado ni hablaba amanerado cabe recalcar, siempre he sido masculino, pero ustedes saben así son las reglas del sexo.
    
    Mi tío conforme con la respuesta me apresuraba más las arremetidas y me lamia toda la oreja, el calor incrementada, la subida de temperatura por la lujuria, aumentado con el calor aplastante de ese macho salvaje que me estaba cogiendo como nadie nunca antes, provocaba que diera gritos, gruñidos y bufidos de placer más ...
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