1. Lunes en la tarde


    Fecha: 23/10/2019, Categorías: Hetero Autor: applemaldo, Fuente: RelatosEróticos

    ... tan rudo con la blusa.
    
    Digo, después de todo, esa y las que había estado usando esos días las compro para mi gusto.
    
    Recostada aun en el sillón, la deje con su ropa interior solo el tiempo suficiente para admirar su cuerpo sexy. Besar sus labios fue solo el preludio. Despacio, sin prisas, torturándola, fui bajando por su cuello y entre sus pechos hasta su abdomen para ir aun mas al sur. Metí mis dedos entre su piel y el elástico de sus pantys: Negras, con un poco de encaje al frente. Las baje de sus caderas y las saque de debajo de sus nalgas enrollándolas hacia sus pies y se las saque completamente. Me arrodille en el piso recostándome sobre el sillón entre sus piernas. Basto solo el roce de mis dedos para que las abriera para mi un poco. Mis labios fueron besando la cara interna de sus muslos acercándose lentamente a su vagina. Torture un poco sus ganas besando y lamiendo alternadamente alrededor de su sexo. Comencé como me lo pidió, con besos apasionados a sus labios vaginales como si de su boca se tratara.
    
    Mi lengua se paseaba entre sus labios, penetrando entre ellas de vez en cuando dirigiéndose hacia arriba, hacia su clítoris que estaba inflamándose cada vez mas por mi, para mi. Cuanto mas me excitaba atacaba con mas fuerza sus labios vaginales mordiendo, chupando, lamiendo y jalando con mis labios. Un par de dedos se adentraban de vez en cuando en su vagina. Era mi turno, de tantas veces que me dio placer con su boca. Era mi turno de hacerla tocar el cielo y ...
    ... regalarle por lo menos un rato del placer del sexo oral. A veces, mientras me adentraba con la punta de la lengua en su vagina como si de un vano substituto de pene se tratara, situaba la punta de mi nariz justo sobre de su clítoris, acariciando de lado a lado, de arriba a abajo, teniendo cuidado de no presionarlo muy fuerte; mucha fuerza y arruinaría el placer reemplazándolo con incomodidad o hasta dolor… A ratos miraba hacia arriba, hacia su cara, para ver su expresión tan lujuriosa que bien conozco. Los labios entreabiertos y su lengua mojándolos continuamente. Sus ojos cerrados y su cabello alborotado. Respiración agitada que hacia subir y bajar esos hermosos y grandes pechos ya sin brassiere.
    
    Cuando ella estaba ya al borde del orgasmo di paso al siguiente plato del menú.
    
    Subí por su cuerpo, me puse entre sus piernas listo para penetrarla. Tome mi pene con una mano y me apoye con la otra junto a su cabeza. Me recosté sobre ella y la bese mientras dirigía mi pene a la entrada de su sexo.
    
    -¿La quieres? ¿La quieres ya, adentro?
    
    -¡SI! Sabes que si… dámela ya.
    
    -Sabes que me gusta que me lo pidas.
    
    -¡DAMELA YA!
    
    Mi pene no necesito mas la ayuda de mi mano. Con un solo golpe de cadera, lento pero decisivo, me adentre hasta que mi pubis no me dejo entrar mas en ella.
    
    Hay algo, una mención especial con la que me permitiré interrumpir mi relato por un momento, que a mi me ha vuelto loco por ella desde la primera vez que la penetre, hace años ya: La expresión de ...
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