1. XXX II


    Fecha: 15/10/2019, Categorías: Hetero Autor: FilosofoAullado, Fuente: CuentoRelatos

    ... pechos, la hoja del metal contra el pezón crea una máscara que recorta el infinito. Paso el filo, sin cortar, por tu boca, tu cuello, tus hombros, tus tetas, tu vientre, tu pubis y me agacho para pasar el filo por tus piernas y de pasó morder tu cintura, lamer tu cadera y besar tus nalgas; luego paso la navaja en sentido inverso.
    
    Tú cierras los ojos y aprietas los dientes, me gusta, me excita verte así en el espejo, el reflejo de ti a un mismo tiempo excitada y asustada es encantador, además estás desnuda excepto los pies. Comienzo a magrearte despacito, paso mis dedos por tu coño, juego con tu clítoris y tus labios vaginales, comienzo despacito y voy aumentando el ritmo; siento cómo tus jugos van mojando mis manos, beso tu nuca y tu espalda, meto mis dedos con violencia, cada vez más rápido mientras estimulo tu clítoris que se va poniendo duro e hinchadito, te masturbo con dos dedos y luego tres, alterno, te masturbo con la palma abierta sobre el clítoris; meto mi anular, medio y meñique dentro de ti, mientras que muevo el pulgar en círculos sobre tu monte de venus.
    
    El movimiento, por momentos ondulatorio y por momentos zigzagueante, te hace gemir y escucharte me excita. Es como si tocara un instrumento musical y pudiera regular los gemidos con el virtuosísimo de mis dedos, ese poder que me hipnotiza, lo confieso, me hace sentir tan poderoso como un Dios o como un asesino. Mis dedos son largos y gruesos, los sientes cada vez más hondo y la excitación es tanta que no ...
    ... puedes más; entreabres los ojos, gritas, volteas y muerdes mi boca. Saco de mi mochila unos gramos de cocaína que pongo sobre la mesa del espejo, y también saco unas botellas de vino. Destapo una botella y bebo directamente del envase. El calor es un poco sofocante, prendo un cigarrillo.
    
    Tú estás deshaciendo los terroncitos de la cocaína con una tarjeta de descuento en Librerías Gandhi. Me siento al lado de la ventana que da al estacionamiento del hotel. Un sol moribundo se esconde por detrás de la ciudad. Inhalas dos rayas de cocaína. Me ves sentado, con los pantalones abajo y bebiendo mi segunda botella de vino.
    
    Te acercas gateando, coqueta y traviesa, hasta que lanzas un primer lengüetazo sobre mi glande y lames de la punta y hasta los testículos. Subes y bajas, me miras a los ojos y yo lanzo bolas de humo de mi boca hacia la eternidad. Lo disfruto, tu boca es húmeda y dulce y suave; tu lengua es como el sueño que acaricia a otro sueño. Mueves, subes y bajas, cada vez estoy más duro y excitado. Lo pones entre tus tetas, acaricias mi glande con la punta de tus pezones. La sensación y la visión son maravillosas. Estoy calientísimo, me pones calientísimo, pero me estoy aguantando para no venirme. Me pongo de pie y te cargo sobre mí, sujetándote de las piernas me siento a la orilla de la cama y tú sobre mí.
    
    Mi verga entra con facilidad, tu vagina aprieta, humedece, enloquece. Te mueves, cabalgas, tus pechos quedan a modo para que yo los bese y los muerda, lamo tus ...