1. XXX II


    Fecha: 15/10/2019, Categorías: Hetero Autor: FilosofoAullado, Fuente: CuentoRelatos

    En cada semáforo voy viendo tus piernas de reojo, tengo una especie de ansiedad adolescente. Me siento joven y poderoso a tu lado, será porque eres un poco mayor que yo, será porque tu belleza a mi lado me hace sentir orgulloso. Descubres mi erección debajo del pantalón, la acaricias, tus uñas son largas y pintadas de negro, me observas con tu mirada delineada la comisura de los labios. Bajo tu mirada me siento descuartizado y armado en sólo segundos.
    
    —No me analices.
    
    —A ti ni Freud podría analizarte.
    
    —Lo dices porque me quieres.
    
    —Lo digo por lo pinche desconcertante que eres, eres un amasijo de contradicciones; eres anarquista, pero votas, eres ateo, pero vas a la iglesia a rezar, te dices poeta maldito, pero escribes cursilerías, no crees en el matrimonio, pero te vas a casar, amas la violencia y la sangre, pero eres tierno y hasta romántico, eres comunista, pero traes este coche y tienes este iPod de última generación.
    
    —Penúltima.
    
    —Crees en la maldad de la raza humana, pero eres bueno.
    
    —Soy malo.
    
    —No.
    
    —Sí.
    
    Meto mi mano debajo de tu vestido, acaricio tus muslos. Tu coño todavía tiene algo de la humedad de nuestro antiguo encuentro. Vamos por la avenida. Veo la entrada a un hotel de moda; me estaciono y espero, hemos de caminar a la entrada. Volteo para todos lados como paranoico, creo que tú haces lo mismo. Así que nos escabullimos dentro del hotel, esa es la palabra: escabullirse. Esa es la primera cosa excitante de la tarde-noche. Pido un ...
    ... cuarto, el más lujoso, tú te has adelantado al ascensor. Ya dentro los dos del ascensor, aprovechamos para de nuevo desembocar nuestra pasión adolescente; con urgencia nos buscamos los labios, los cuerpos, los sueños.
    
    Llegamos al cuarto, nos seguimos besando incontrolablemente: mi lengua dentro de tu boca dibuja laberintos y tú a la vez respondes mordiendo mis labios con violencia. Hay un espejo de caoba tallada, es un espejo amplio.
    
    Delante de él te paro y yo detrás de ti comienzo a desvestirte, a desabotonar tu vestido, te dejo un momento con el sostén solamente, tus calzones ya los había arrancado. El vestido yace en el suelo, a la orilla de tus zapatillas. Te beso los hombros, la espalda, recorro con mis manos tu vientre y tus brazos, sujeto tus caderas, observo tus nalgas y te doy una pequeña nalgada. Observo tu pubis, lo acaricio apenas. Luego te quito el sostén y lo dejo sobre la mesa del espejo. Tus pechos son enormes y portentosos, de sólo verlos me excito en demasía, miles de demonios juegan en mi mente y caballos negros galopan de mi sangre al infinito. Tus pezones están duros, medianos, los sujeto entre mis dedos, juego con ellos. Beso tu cuello, lamo despacio tus orejas, olfateo tu cabello como un animal olfatea a su presa. Sonríes, cierras los ojos, te dejas llevar. Bajo mi pantalón, sientes mi erección contra tus nalgas, fricciono mi pene sin meterlo, sólo lo fricciono con tus nalgas y así lo sientes ponerse cada vez más duro. Saco mi navaja, la paso por tus ...
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