1. El Sexo más placentero


    Fecha: 15/10/2019, Categorías: Incesto Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... marchara y le dije que no, que la quería coger ya. Me bajé el pantalón y le apunté con mi arma a su boca; ella la esquivó. La levanté del inodoro y la puse en el suelo, ella ya no se pudo resistir porque con ella siempre es cuestión de insistir un poco, ya que afloja debido a que es una calentona. Abrí sus piernas y la follé. Un par de horas después de ese polvo, volvimos al baño y la puse en cuatro, bajé su bombachita (ella llevaba puesta una minifalda) y la monté. Cogimos lo más rápido posible porque podríamos ser descubiertos ya que no había cerrojo. Gracias a Dios todo salió bien.
    
    El incesto es muy duro ya que es una carga psicológica que uno debe llevar de por vida; pero es el sexo más placentero que existe. Yo he decidido no parar más de coger con ella, lo nuestro sólo es y sólo será sexo, nada más que eso. Ella ahora está de novia. Pobre tipo, es engañado por el propio hermano de ella. Mi abuela fue la única que nos descubrió una vez que la dejaron nuestros padres para que nos cuidara. Ella es de esas viejas putas y para su edad (63 años) está bastante buena. Tiene ...
    ... pocas tetas y una cola medio grande pero armónica; la zorra se mantiene bien. Me hizo llamar y cuando pasé, me vino con una terrible puteada. Ella estaba en ropa interior por lo que presentí que quería un polvo para pagar su silencio. Luego de escuchar puteadas le tapé la boca y le mandé mi dedo por debajo de su bombacha marrón y ella empezó a gozar. Nos pusimos en bolas, y me sorprendí de su cuerpo, que es bastante firme, parece una mujer de 55. Hice que me la chupara: la vieja tragaba como si nunca hubiera comido. Antes de acabar, saqué mi poronga de su boca y le decidí dar masa por la vagina; después de un breve folleteo llené su vulva de leche. La empecé a chupar y cuando recuperé energías ¡la vieja quería más y más!. Esta vez le rompí el orto. Sólo puse una crema que usa para la cara en la verga y en su orto, y le mandé sin trabajo previo. La vieja ya tenía el orto bien agrandado, se nota que es una perra. A mi abuela me la cogí durante unos meses más hasta que le dije que parara. Así fue como compré su silencio.
    
    Espero que hayan disfrutado de este relato y hasta la próxima. 
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